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CHARO PADILLA |
Años y años, las futuribles pregoneras han paseado por las mesas de esas hipotéticas ternas de nuestro Consejo de Cofradías para al final quedar defenestradas en los rincones del olvido.
Mujeres con nivel más que notable como Maruja Vílchez, María Galiana y algunas otras, sucumbieron al subsuelo del ostracismo apartadas de un plumazo por unos mandatarios que, arropados en una mal llamada prudencia, y que realmente, en su trasfondo, no ocultan otra cosa más que cobardía, inmovilismo y un excedente de rancia formación con el que han mutilado un progreso natural en el discurrir de nuestra Semana Santa.
Pero nunca es tarde si la elección es buena, y bajo mi particular forma de apreciarlo, este fracturado Consejo, ha tomado una sabia decisión como concederle el atril maestrante a una mujer, sevillana, profesional de la palabra, conocedora de los interiores de la fiesta y enamorada de la misma.
El tiempo, como juez supremo, dará o quitará razones, y el jurado popular cofrade emitirá su veredicto a primera hora de la tarde del Domingo de Pasión, pero en principio, la elección parece que es merecedora de un voto de confianza hasta que el tiempo sentencie su destino.
Lo que más me llama la atención es la idoneidad de la elección de una mujer como pregonera de la Semana Santa a diez días de la elección de la nueva Junta Superior del Consejo de Cofradías, intentando con ello proyectar a los ojos de la Sevilla Cofrade una actitud de aperturismo y aires nuevos con el único fin de la incitación de una recolección de votos que les lleve a ocupar una poltrona tan altamente cotizada.
No me gustaría que se hubiese pensado en una mujer que ha demostrado formar parte de los cofrades de a pié, de las gentes de los barrios y de todos los que anteponen el amor a sus Sagrados Titulares a la oscura y denigrante causa de ascender en los escalafones sociales.
Charo Padilla sabe y domina la asignatura cofrade por las horas que ha dedicado a ello, por los calores pasados bajo el riguroso sol de la salida de un palio a media tarde, por el frío padecido en tantas madrugadas y por la comunión conseguida durante tantos años a través de las ondas en épocas cuaresmales.
Ojalá, la decisión tomada y, que ha creado tanta expectación, esté sustentada en su humanidad, cercanía con el pueblo sevillano y su excelente trabajo en las ondas de la radio y no, en que se trate de una mujer que haga demostrar lo aperturistas y modernos que serán los componentes del nuevo Consejo de Hermandades.
Mi más sincera enhorabuena por la elección y mi deseo desde las páginas de este humilde blog, que cuando los cofrades sevillanos disfruten de esa maravillosa tarde de besamanos el próximo Domingo de Pasión se repitan sus prosas y sus versos mañaneros mientras degustemos una buena torrija y el aroma de un buen café en cuaquiera de las calles de nuestra entrañable ciudad.
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