domingo, 18 de noviembre de 2018

EL VÍA CRUCIS DE LA CONVERSIÓN

CRISTO DE LA CONVERSIÓN
Desde que el dominico Fray Álvaro de Córdoba, en el año 1.421, popularizara el uso y función del acto del devoto Vía Crucis y, un siglo después, el Marqués de Tarifa en 1.581 lo hiciese extensivo a toda la ciudad dándole un especial protagonismo con su llegada a los pies del templete de la Cruz del Campo, hasta el punto que algunos historiadores lo señalan como el pistoletazo de salida de nuestra Semana Mayor, esta singular expresión de fe popular ha sufrido altibajos e innumerables cambios hasta llevarlo a un arraigo masivo dentro de las venas de la ciudad y de sus parroquianos.
Cierto es que un gran impulso de este piadoso culto externo se le puede agradecer a la inquietud y el buen proceder del Consejo de Hermandades y Cofradías presidido por D. José Sánchez Dubé dando participación corporativa a las Hermandades de Penitencia sevillanas y designando anualmente la imagen de uno de sus Sagrados Titulares como la máxima representación de Dios nuestro Señor en dicho acontecimiento.
Desde el año 1.976, donde querida Hermandad de Santa Cruz, con la portentosa imagen del Cristo de la Misericordia consiguiendo que Vía Crucis de las Hermandades de Sevilla se haya abierto un hueco en el corazón de la ciudad, en el seno de sus Hermandades de Penitencia y en los cofrades incluídos en sus nóminas.
Una de las fechas esperadas con ansiedad en los calendarios cofrades es el día de la designación de la imagen que presidirá el acto dando, de esa manera, comienzo al excepcional tiempo de Cuaresma sevillano. Los cofrades esperan obtener el refrendo de la Junta Superior del Consejo, para poder participar en primera persona de algo que solo podremos aspirar a disfrutar una vez en la vida, salvo casos excepcionales. Los periodistas, emisora de radio y televisión están alerta el día de la designación para ser los primeros en dar la buena nueva.

El ser obsequiado con la elección del Titular de la Corporación consigue un efecto de renovación y de entrada de aire limpio, tanto en la dinámica de la Hermandad en cuestión, como en los corazones de todos sus hermanos.

Este año acabamos de conocer la noticia de que el Titular de la Hermandad de Montserrat, el Santísimo Cristo de la Conversión, será la Sagrada Imagen que presidirá el Vía Crucis Cuaresmal de 2.019.

Tanto por su fervor, como por el excelso valor artístico de su talla ha sido una decisión que, a pesar de que se nos antoja un tanto tardía, no por ello deja de ser un auténtico acierto y un regalo para la ciudad.

Lo que me parece una jugada del destino, es que, una devoción arraigada en Sevilla procedente de tierras catalanas tenga que enseñarnos, una vez más, que debiéramos de actuar como una familia y caminando unidos, respetándonos en nuestra disparidad de opiniones, formas de actuar o de ver la vidad.

Cuando los tiempos que vivimos nos proyectan a sembrar una disgregación de nuestra piel de toro, diseccionando un país, inspirando con sentimientos separatistas aires de rupturas entre hermanos, una advocación emigrada de tierras catalanas, aceptada y querida en el corazón de los sevillanos se paseará por nuestro suelo dando una clase existencial de amor, de caridad y de unidad entre los hombres induciendo a una conversión esencial de nuestro proceder.

A lo mejor no ha sido elegido demasiado tarde el divino Titular de la Hermandad de Montserrat para presidir nuestro solemne Vía Crucis. Seamos conscientes que Dios escribe derecho sobre renglones torcidos y, seguro que en su divina magnificencia, tuvo la previsión de querer llamar la atención de este pueblo en momentos en el que parecemos estar empeñados en demostrar que estamos perdiendo la cordura.    

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