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VIVIMOS EN UN ESTADO DE DERECHO |
En honor a la verdad, cuando se realiza un trabajo o se dá a luz una idea o una opinión expuesta al público, es de humanos sentirse satisfecho de que el resto del mundo conozca tus pensamientos u opiniones, aunque también tenemos que asumir que no todo el mundo pueda estar de acuerdo con lo expresado por los responsables de lo reflejado en dichos textos.
En ningún caso vamos a hacer costumbre habitual el polemizar, contestar o debatir sobre lo que con su personal opinión expresen los lectores de pasadas o futuras publicaciones de "Mi Santuario de Bronce", ya que consideramos que precisar los pensamientos con respeto, veracidad y ánimo de crítica constructiva es un derecho inalienable de cualquier persona de este bendito país, mucho más, teniendo en cuenta que, al no estar incluído este blog en el conjunto de los considerados con ánimo de lucro (Ni tenemos, ni queremos publicitar nada), no nos acucia una especial preocupación de que a las personas que no les guste nuestras formas de tratar los temas dejen de leerlo, a pesar de que queremos dar las gracias a todos los que pierdan un minuto de sus ocupadas vidas en echarle un vistazo, e incluso, en alabarlo o criticarlo en los diferentes cauces de las redes sociales.
Una de las críticas más usuales que encontramos en los comentarios que hemos podido leer es la utilización de seudónimos en la firma de los diferentes artículos, donde expresamos nuestras ideas y formas de ver el proceder en el día a día de nuestra Hermandad. A ellos solo decirles que sin ningún ánimo de comparar, ya que los editores de estas publicaciones siempre saldríamos perdiendo sin duda alguna, ¿que sería de la literatura mundial sin los legados escritos de Moliere (Jean Baptiste Poquelin), Pablo Neruda (Neftalí Ricardo Reyes), Azorín (José Martínez Ruiz) o Gustavo Adolfo Becquer (Adolfo Domínguez Bastida)? por reseñar algunos ejemplos. Ellos también escribían con un seudónimo y sus libros se siguen estudiando en el seno de los institutos y universidades. Lo que más nos llama la atención es que solo los discordantes con nuestras exposiciones se quejan de este matiz. Pensamos que el respeto no se gana con un carnet de identidad o un nombre de pila aderezado con unos apellidos, este se adquiere contrastando las opiniones que se expresan, exponiéndolas con rigor y veracidad, aunque no a todo el mundo les guste.
Se nos ha tachado que podríamos llegar a ser unos enfermos con una patología obsesiva aireando cuestiones de nuestra Hermandad sin contrastar. Craso error, pero a pesar de ello, agradecidos por conseguir mantener la inquietud por la lectura de este blog de personas tan cultas y formadas, al parecer en el área de las Ciencias de la Salud, para tener la autoridad suficiente que acredite un diagnóstico tan contundente. Que pena que nuestra Seguridad Social no emita estos dictámenes con la diligencia y eficacia que algunos las imparten.
La única obsesión, y puede que sea realmente patológica, que padece este equipo es que se abran todas las ventanas de nuestra Hermandad para que se aireen la totalidad de las áreas de la misma, ya que estamos seguros que nada hay que ocultar, pero sí que arreglar, esos pequeños o no tan pequeños, matices difíciles de ver desde la perspectiva del trabajo rutinario del día a día.
Con respecto a contrastar lo que se edita en estas páginas solo nos tenemos que introducir en nuestra web oficial para intentar desmentir los errores que existen en los diferentes apartados de la misma (Publicación del 22/10/2018), mirar la instantánea de como representamos a nuestra Corporación en una Coronación Canónica, con unas indumentarias fuera de protocolo e incluso sin que todos sus representantes portasen su medalla (Publicación del 14/10/2018).
Evidentemente los valores de esas encimas de la patología obsesiva desciende a parámetros normales cuando alabamos el trabajo bien hecho en los actos de nuestra Coronación (Publicación del 27/10/2018) o el bien hacer para con nuestros niños en el fin de semana de la Cruz de Mayo (Publicación del 29/05/2018).
Gracias a Dios, y a los psicólogos que nos atienden con frecuencia, hemos llegado a la conclusión que la mejor de las píldoras para seguir mejorando ha sido tomar una dosis en vena de información que no existía, y que en estos momentos estamos procurando activar. Posiblemente con una pizca de subjetividad ya que somos humanos, pero desde un prisma sincero, respetuoso y abierto a las críticas con un mínimo tono de educación.
En nuestra Hermandad, por tradición, todo se ha cocido entre pocos y dentro de nuestros muros, quizás porque efectivamente éramos pocos o porque el desinterés era mucho, es posible, pero ahora vivimos en un mundo donde la información es transcendental y el interés de nuestros hermanos demandan toda esa información que la propia Corporación aporta con goteo.
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