domingo, 18 de noviembre de 2018

LA HISTORIA NOS DEJA HUÉRFANOS

D. MANUEL MORENO SERRANO
Es ley de vida. Seguramente será la frase más repetida por los hermanos de la Hermandad de Los Gitanos cuando hemos amanecido con la noticia del fallecimiento de D. Manuel Moreno Serrano para poder mitigar la pesadumbre de una pérdida tan irreparable, intentando de esa manera, asimilar la única verdad existencial del ser humano y así poder aceptar que todo nuestro tiempo es un regalo limitado.

Bastó una llamada del Señor de la Salud y su bendita Madre de las Angustias para que ligero de equipaje, con el curriculum de su vida bajo el brazo y su porte de gitano orgulloso por las obras realizadas en su vida partiera con la ilusión de poder ver el verdadero rostro de su fe centenaria.

D. Manuel nos privó de su presencia el día de la bendición de nuestra nueva Casa de Hermandad porque su nueva morada tenía un rango muy superior a la que los hermanos de Los Gitanos podremos disfrutar en estos momentos, ya que su liviano equipaje lo tenía preparado para un viaje más largo e ilusionante y, aunque su familia se encontrará destrozada y su hermandad consternada, su alma siempre permanecerá entre todos nosotros abrazada por un puente entre su querida Triana y su amada Puerta Osario.


Su esencia no morirá jamás entre nosotros ya que, como dicen los Evangelios "por sus obras los conoceréis" y D. Manuel Moreno Serrano consiguió edificar tantas y buenas obras perdurables en el seno de nuestra Corporación que gracias a ellas podremos sentirlo y conocerlo infinitamente, palmo a palmo, como la historia imperecedera que representan las últimas ocho décadas del libro de nuestras existencias, siendo referente para las actuales y las generaciones venideras.

En el año 1956, cuando fue elegido por primera vez como Hermano Mayor de una Corporación como la nuestra, que en esas fechas se encontraba en unos momentos críticos debido a los sucesos padecidos a causa de la guerra civil en la que las penurias se cebaron con una incipiente Hermandad viéndonos avocados a empezar nuevamente de cero y, que fruto de un carácter apasionado y de un cariño desmesurado, consiguió insuflar en la Hermandad ese punto de amor y orgullo de existir que condicionaron a que todos aquellos que rodeaban a nuestra humilde institución renaciesen de sus cenizas siendo punto de inflexión para poder disfrutar de todo lo que en estos momentos disponemos.

Durante sus dos décadas como máximo rector de nuestra Hermandad finalizó la construcción del altar de nuestros Sagrados Titulares en la capilla de la parroquia de San Román y que actualmente se encuentra en el Sagrario de nuestro Santuario, gestiona la confección de los candelabros de cola del paso de palio gracias a la generosa colaboración de la Casa de Alba, el estreno del manto azul pavo y bordado en oro de manos de Carrasquilla, el juego de potencias de oro de ley del Señor de la Salud realizado por Manuel Seco Velasco sufragada por pequeñas donaciones de los hermanos y devotos, la nueva candelería del paso de palio realizada por el mismo orfebre, la confección de los respiraderos del paso de la Stma. Virgen realizados por los orfebres José Jiménez y Julio Martínez, la realización de la corona de nuestra amantísima Titular realizada en los talleres de Seco Velasco y confeccionada con las pequeñas aportaciones de piezas de oro donadas por hermanos, devotos y feligreses, además de innumerables mejoras a todas luces tangibles en las diferentes insignias que procesionaron en aquellos tiempos.

Pero quizás los estrenos más importantes los encauzó a base de imaginación y ganas de que su querida Corporación fuese escalando posiciones en el concierto de la Semana Santa y de la sociedad sevillana impregnándolo de un sello singular que tan solo, en lo más profundo de su imaginación, era posible.

En el apartado de lo intangible aporta la presencia de la Virgen de las Angustias con motivo de la Misiones del año 1.965 a evangelizar una barriada sevillana desde las desaparecidas tapias de Covián, la venida del Tercio Duque de Alba de la legión en 1.970 para realizar el acompañamiento en una Estación de Penitencia que desgraciadamente malogró la lluvia, el nombramiento como Hermano Mayor honorario del Cardenal Bueno Monreal acercando lazos de unión entre Palacio Arzobispal y una Corporación que empezaba a emerger de tiempos desgraciadamente adversos, pero sobre todo y, como buque insignia de una gestión intachable, hacer una especial mención del 27 de diciembre de 1.971 con la creación de la Bolsa de Caridad de Ntro. Padre Jesús de la Salud y María Stma. de las Angustias para activar un mejor desarrollo de las labores asistenciales de la Hermandad.

Con toda seguridad, en el cajón de la memoria quedarán desperdigadas mil labores que ha protagonizado tanto como máximo mandatario de la Hermandad como en su calidad de hermano de a pie y que jamá podremos pagar por mucho respeto y gratitud que le profesemos, pero ante todo, debemos valorar todos los sobrantes de desvelos, de honestidad y de valor añadido que nos ha regalado la persona que fue designado por aclamación como primera Medalla de Oro de la Corporación, el Hermano Mayor que consiguió poner a la Hermandad donde merecía en el concierto social de la ciudad y el orgullo como persona de poderlo definir como hermano de la Hermandad de los Gitanos.

Estamos seguros que D. Manuel Moreno Serrano será premiado por su trabajo incansable, por su fe inquebrantable y por ser el abanderado de un sueño que siempre habitó en su corazón llamado Hermandad de Los Gitanos. 

Descanse en paz.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

ARTÍCULOS MÁS VISITADOS