LO HARÁN MEJOR QUE NOSOTROS |
Ellos nos hacen disfrutar de como caminan nuestros Sagrados Titulares por las calles de esta ciudad, bendiciendo las almas y los corazones de los que tenemos la oportunidad de disfrutarlos.
Su acompasado y armónico caminar en la madrugada del Viernes Santo, proyecta esa especial idiosincrasia con la que vivimos la fe desde las entrañas de la Corporación. Ese es su lado positivo del que deberíamos sentirnos más que orgullosos.
Pero no todo es azúcar, o mejor dicho, canela y clavo, en la dinámica cotidiana de nuestras dos cuadrillas, ya que un sitio tan privilegiado entre los participantes de nuestro cortejo, crea discrepancias y enfrentamientos en los criterios de actuación, por la carencia de una Norma de Régimen Interno, discutida y aprobada en un Cabildo General, con la que los responsables de una toma puntual de decisiones, no puedan ningunear los derechos de los hermanos que aspiran años y años a la asignación de un puesto entre las trabajaderas, o por otra parte, a perpetuarse en las cuadrillas sin tener en cuenta que la edad a todos nos va poniendo límites físicos, que en muchos de los casos, nos cuesta un mundo el aceptar honestamente de buen grado.
Técnicamente no deberíamos pretender inmiscuirnos en el buen el trabajo de nuestros capataces, pero tampoco se puede dejar en manos del capricho de los mismos, despreciando las ganas y los íntimos sentimientos de una lista de espera que anhela a poder, algún día, a ser los pies de nuestros Titulares.
Solo necesitamos darnos una vuelta por cada uno de los ensayos de cualquiera de nuestros pasos, y podremos percibir las ansias de jóvenes hermanos que van casi mendigando una oportunidad, en contrapartida con las de algunos costaleros titulares de la Corporación, que por motivos de edad principalmente, empiezan a proyectar una imagen poco adecuada en el plano físico, de un declive acentuado por no realizar una retirada a tiempo, con la anuencia de los responsables de las cuadrillas basándose en la amistad de muchos años o en intereses de lo más dispares.
Hermanos, la edad no perdona y los puestos no son a perpetuidad, nos guste o no, los calendarios van marcando unos tiempos de los que no podemos olvidarnos.
La idea es que seamos honestos para con nuestros compañeros, con nuestra cuadrilla y con nuestra Hermandad, pero como desgraciadamente eso no se lleva a cabo, la mejor manera de actuar sería consensuando unas Normas de Régimen Interno en las que no deje en manos poco objetivas,
las designaciones de puestos tan relevantes.
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