viernes, 24 de abril de 2020

EL ANCHO DEL EMBUDO

En este extraño periodo de confinamiento al que nos vemos obligados, tenemos que escudriñar entre las horas que nos regala una de nuestras interminables jornadas, para ir dando diligencia a las manecillas del reloj, procurando que, su lento y acompasado movimiento no se nos convierta en eterno.

Teniendo en cuenta que después de más de cuarenta días de encierro tenemos los hogares como los chorros del oro y nuestras intervenciones como aprendices de "manitas" se nos están agotando, nos vemos envueltos en la obligación de diversificar menesteres, por lo que, parafraseando al enigmático Humphrey Bogart "siempre nos quedará la radio", ¿o era París?.

A los incondicionales de nuestra fiesta mayor, cada vez nos van quedando menos programas en las ondas que se dediquen a este mundillo a los que, por supuesto, seguimos buscamos ansiosos en el dial, para que esa banda sonora que tanto nos gusta, nos conforte algunas de las horas de nuestro cansino encierro.

Ayer estuve escuchando un programa que habitualmente me resulta bastante atractivo. Es el que emite la cadena Sevilla, F.C. Radio y que se denomina "Gólgota". (Espero que los seguidores del equipo de la Palmera sepan disculpar mis tendencias). Como antes he mencionado, es un programa que habitualmente sigo, y que, por su diferencia con otros similares dedicados a estos temas que mantienen nuestro interés durante todo el año, me provoca una grata sensación de que se basa en un argumentario ameno, diverso y bien preparado, valiente en la elección de su temática y en el que tienen por costumbre tomar una cierta distancia en la exposición de sus comentarios y críticas, aportando una visión basada en una aceptable perspectiva sin doblegarse, como es el caso de algunos otros, a Hermandades punteras, formaciones musicales de última moda o tertulianos que parecen estar estigmatizados por la mano de Dios sobre sus hombros, con la que le infunden el poder de crear opinión, sobre todo si igual que la suya.

Pues lo dicho. Ayer me sentí un tanto defraudado por el tratamiento que se le otorgó, en uno de los apartados de la emisión, dedicado a la posible devolución o no, por parte del Consejo de Cofradías, de los importes de las sillas y palcos de la Carrera Oficial 2020.

Intervinieron en antena los padres de un artículo extraído de "El Foro Cofrade" y que habían confeccionado tres integrantes del mismo, dos de ellos letrados, en el que daban por hecho que "no cabía duda ninguna que el Consejo de Cofradías estaba, a todas luces, exento de tener que satisfacer a los abonados las cantidades al efecto".

En la conversación mantenida con uno de ellos, exponía que la inclusión por primera vez en este año del pago del I.V.A. no tiene carácter legal para tener relevancia con la devolución a los abonados, e insistían en el articulado de las normas dictadas por el organismo de San Gregorio, en el que se hace constar que" no se devolverán las cantidades satisfechas por la no salida de los cortejos procesionales debido a las inclemencias meteorológicas, ni por ninguna otra circunstancia". Además insistían que el derecho de preferencia, en el caso de hacer valer los posibles derechos del abonado para conseguir su devolución, no serían tenidas en cuenta para los años venideros.

También se hizo una oda aderezada con el victimismo de esas hipotéticas buenas intenciones que a muchos les conforta escuchar por antena, quedando en paz con sus conciencias y agradando a los muchos oyentes, sobre todo a los que no disponen de abono. Ejemplos claros de estos argumentos en los que se hace patente el perjuicio que se podría ocasionar a la mayoría de los proveedores de nuestras Hermandades, que verían mermados sus negocios por causa, entre otras, de la eliminación de la subvención del Consejo.

Además daban por hecho que el gasto desembolsado por los titulares de los abonos eran unos gastos previstos por un conjunto de ciudadanos que están en disposición de realizarlo y que en ningún caso les causaría ningún menoscabo en su economía familiar.

Mi extrañeza fue que en un programa, en ocasiones tan incisivo, como al que nos referimos, estuviese en una perfecta comunión con las opiniones expuestas por los invitados, y a ninguno se les ocurriera pregunta alguna que desmontase un argumento lacrimógeno que instó a lanzar a uno de los locutores en tono irónico la duda de si estos señores habían sido contratados de antemano por el propio Consejo.

A bote pronto y procurando no entrar en tecnicismo legales (no tengo la más mínima formación en derecho) y por supuesto alejándome de demagogias baratas para quedar bien, me gustaría hacer algunas reflexiones.

A las Hermandades les importa un bledo el resto de las mismas, cada una se mira su propio ombligo y esto no es políticamente correcto mencionarlo, queda perfectamente demostrado tan solo al observar como es imposible que se pongan de acuerdo en algo tan superficial como en los horarios e itinerarios de la Carrera Oficial, mucho más, cuando se trata de temas económicos que, ante los cuales, la displicencia es mucho mayor, si no es así, podrían acordar el reparto de las subvenciones en una igualdad lógica equiparandolo entre las cofradías que llegan a la Catedral y las de vísperas, que hacen la Estación de Penitencia por sus barrios. Es indiscutible que los gastos en formaciones musicales, flores, ceras, infraestructuras y caridad son proporcionales, sin embargo, el trato de esos temas no son negociables.

La diferencias argumentadas solo podrían ser que unas van desde Campana a Catedral y otras no, y las que no lo hacen, no las disfrutan los que pagan. Pues este año los que pagamos no hemos visto ni unas ni otras. Deberíamos de aplicar el mismo "caritativo" rasero.

Deben de existir en la nómina de abonados muchos que, gracias a Dios, les sobre el dinero y la estabilidad en sus economías familiares, pero a otros, que también les encantan la Semana Santa y por edad, niños pequeños, tradición o incluso porque les da la gana, se llevan todo el año guardando como hormiguitas en una hucha, para que cuando llega la hora, estar en disposición de la cantidad de dinero que implica satisfacer esos abonos, y todo ello, con el máximo de los sacrificios.

Hay quien lo hace para poder disponer del carnet del Betis o del Sevilla, del abono de los toros, para peregrinar al Rocío o para disfrutar de una cena el día de su cumpleaños y, con ese esfuerzo y ese ahorro, disfrutan de su capricho del año. No todos son pudientes.

Y si queremos defender el derecho de preferencia pues también lo defendemos. Los que disponemos de una edad cercana a los 40 años hemos sido testigos de cómo se vendían sillas (incluso en la Campana) para una sola jornada. Los silleros con sus mesitas de tijeras y su talonarios de colores apostados en la calle Sierpes te proporcionaban la posibilidad de el uso y disfrute de las sillas deseadas para un solo día. Algunos, en aquellas fechas, ya sacaban el abono con un sacrificio extremo. Creo honestamente que mientras sigan renovando sus abonos año a año, estos han adquirido algún posible derecho. Este año también han sido adquiridas, solicitadas y debidamente pagadas, la única diferencia es que nos han suspendido las procesiones y el dinero, al menos de momento, ha desaparecido.

Además, no es admisible la posibilidad de conculcar ese derecho, cuando el propio Consejo de Cofradías te aporta los medios legales de cederlas a la propia Institución para que ellos las gestionen en el caso de que algún año no dispongamos de suficiencia económica para hacer frente a su pago, volviendo al año siguiente a ser de tu propiedad.

No ha existido ningún tipo de escrúpulo a la hora de gravar el nominal de los importes con una subida del 21 %, mediante el cual, nuestro ínclito Consejo de Cofradías ha sido beneficiado con de la diferencia entre el IVA repercutido y el soportado de los gastos que han necesitado realizar, incrementando ostensiblemente la diferencia entre los saldos de los ejercicios 2019 y 2020. Para eso no ha habido necesidad de convocar una Asamblea General de Hermanos Mayores cuando nos dejen salir a la calle.

A esto, deberíamos de sumarle que los que tienen la facultad de decidir, si se quedan con el dinero o no, serían los propios Hermanos Mayores haciendo valer su derecho al voto. Creemos que en un país democrático como se nos presupone, los que están habilitados para defender su postura con su voto, no deberían ser juez y parte interesada. Salvando a un escaso grupo de honrosas excepciones entre ellos, nadie va a votar  en favor de perder el dinero. Para este tipo de situaciones, nuestros responsables políticos municipales tendrían algo que decir.

No le vamos a restar ni un ápice a la labor social que nuestras bolsas de caridad desempeñan en el plano de la ciudad, pero la caridad se hace con los recursos propios, y si merman se buscan nuevos recursos o se restan inversiones y proyectos para que la cantidad asignada a las labores sociales no mengüen. Se posponen estrenos, se rebajan gastos o se hacen más esfuerzos, pero la caridad se ha de ejercer con tu propia cartera, no con la del prójimo.

Este año se van a minimizar mucho los gastos en bandas, cera, flores, gastos generales, encendedores, seguridad privada, limpieza, teléfono, luz, etc. Las anualidades se cobrarán íntegras y las papeletas de sitio se cobrarán en un porcentaje por definir, so pena que estas vayan incluídas en la anualidad, que entonces ni lo comentamos.

Todos vamos a ser damnificados por esta pandemia y cada uno tendrá que aguantar su cruz. No podemos ponernos la máscara de solidarios con los proveedores de nuestras Hermandades, sean del tipo que sean, dando a entender que vamos a acabar con ellos y con sus negocios. También vamos a acabar con los bares, restaurantes, hoteles, taxistas, tiendas de ropa, zapaterías, puestos ambulantes e incluso los globeros, y no por eso vamos a dividir el dinero de la subvención de sillas y palcos, ni el de nuestras propias mayordomías con todos los gremios que están sufriendo vicisitudes.

Nos tenemos que apretar el cinturón, por supuesto, y tenemos que atender dentro de nuestras posibilidades las precariedades que han aflorado en nuestra ciudad, también. Pero no es ético practicar la caridad con nuestras maltrechas economías y dejadnos que con ellas, nosotros mismos hagamos nuestras aportaciones donde creamos conveniente.

Incluso dentro de nuestros maltrechos hogares.

A los amigos de "Gólgota" solo decirles que por favor no bajeis el nivel, os aseguramos que a nuestro criterio sois un programa diferente como antes expusimos, sois como un roble en vuestras críticas y convicciones, no convertiros en un bambú movido por los vientos fácticos de esta bendita ciudad.


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