En este extraño periodo de confinamiento al que nos vemos obligados, tenemos que escudriñar entre las horas que nos regala una de nuestras interminables jornadas, para ir dando diligencia a las manecillas del reloj, procurando que, su lento y acompasado movimiento no se nos convierta en eterno.
Teniendo en cuenta que después de más de cuarenta días de encierro tenemos los hogares como los chorros del oro y nuestras intervenciones como aprendices de "manitas" se nos están agotando, nos vemos envueltos en la obligación de diversificar menesteres, por lo que, parafraseando al enigmático Humphrey Bogart "siempre nos quedará la radio", ¿o era París?.
A los incondicionales de nuestra fiesta mayor, cada vez nos van quedando menos programas en las ondas que se dediquen a este mundillo a los que, por supuesto, seguimos buscamos ansiosos en el dial, para que esa banda sonora que tanto nos gusta, nos conforte algunas de las horas de nuestro cansino encierro.