lunes, 3 de junio de 2019

LA HONRA DE NUESTRO PUEBLO

EL DIA DE "EL PELE"
Este pasado fin de semana hemos podido disfrutar de muchos  acontecimientos que nuestra bendita ciudad nos ha regalado, sacándonos de las tediosas altas temperaturas con las que somos castigados cuando se acercan los finales de una primavera que se nos escapa entre los dedos.

Hemos disfrutado maravillosos ejercicios de maniobras y exhibiciones de nuestros ejércitos en diferentes ubicaciones de la ciudad, conciertos de marchas militares en la Plaza de España, un desfile con motivo del día de las fuerzas armadas espectacular y multitudinario, procesiones a las que hemos asistido con la fe que nuestra Sevilla nos ha inculcado desde la cuna, rindiéndole culto a las salidas procesionales de María Auxiliadora, San Juan Bosco y las Pastora de Capuchinos.

Estos acontecimientos publicitados debidamente y con tiempo suficiente hace que los sevillanos podamos participar en los mencionados eventos sintiéndonos orgullosos de los mismos y de que nuestra ciudad sea la mejor anfitriona para acogerlos en su seno, entre sus gentes y entre quienes nos visitan.

Pero también ha habido un acontecimiento, que quizás, por falta de arraigo, por haberle dado de lado o por no haber sabido valorar la importancia del mismo, ha quedado arrinconado, poco a poco, y através de los años, hasta que prácticamente ha quedado olvidado para la mayor parte de los hermanos de los Gitanos.

Es una auténtica pena, que tras las últimas elecciones, se hayan publicitado sin recato y con orgullo lo conseguido por el pueblo gitano al estar incluídas en la nómina de Señorías de nuestro Congreso de los Diputados miembros de esta etnia a la que todos queremos, con la que tanto nos identificamos y que aunque no todos compartamos la sangre que circula por nuestras venas, si compartimos los sentimientos que nos recorren el alma. Y sin embargo del que es más que Señoría porque su tratamiento es de Beato poca divulgación ha tenido entre las redes sociales.

Para todos los hermanos y devotos de la Hermandad de Los Gitanos, el acontecimiento celebrado el pasado domingo en la humilde Parroquia de San Pío X debería de haber sido una fecha marcada en rojo en nuestro calendario cofrade. Este beato, gitano y casi contemporáneo con nuestro tiempo, debería de tener el valor, e incluso el punto de orgullo necesario, para que fuese importante, e incluso imprescindible para todos nosotros, llegado el caso.

No puedo llegar a entender las letras que aparecen en los muros principales de nuestro templo en el que lo anunciamos como Santuario de Los Gitanos. Me cuesta entender de qué nos sirve tener en una de nuestras capillas la imagen de "El Pele", si cuando llegan los momentos de potenciar y dar valor a los sacrificios en vida de un buen hombre, de un buen gitano y de un cristiano reconocido por la Iglesia, al que por el hecho de nuestra fundación y nuestra honrosa denominación de origen, debiera ostentar una prioridad máxima en los cultos de nuestra Hermandad, pero por contra, lo mantenemos en el ostracismo desplazándolo a una iglesia del extrarradio y no levantando con valentía la bandera de la Corporación de Los Gitanos más importante de Andalucía, dejando un día tan especial como algo de paso.

Sintámonos orgullosos de nuestra historia, valoremos nuestras costumbres, no nos quejemos de todas las discriminaciones que hemos ido sufriendo época tras época y sepamos valorar a las personas que por sangre, amor o afinidad contribuyeron a que esta etnia tan especial, esta raza tan distinta, este linaje escogido, no solo sea reconocido por situaciones adversas o negativas, potenciando lo bueno que entre sus gentes resplandece y nos sobra a espuestas.

Esperemos que en próximos años la palabra SANTUARIO consiga llegar a significar para los hermanos de esta Corporación el verdadero sentido con el que se solicitó con tanto cariño a las autoridades eclesiásticas sevillanas y que la imagen del Beato Ceferino Giménez Maya que habita en nuestro templo, sirva para conseguir explicar a la Sevilla Católica, que los gitanos también sabemos respetar y honrar a los que en un momento de la vida han sabido luchar por el orgullo de una raza y de todos los que sin pertenecer  ella la amamos y respetamos desde la cuna.

No todo se debería enfocar a portar una vara dorada, un cirio morado o una letra que nos distinga. Lo distinto, lo excelente, lo especial lo tiene esta raza por el inmenso respeto que siempre les ha dispensado a esos gitanos que han hipotecado su vida para que su pueblo sufra menos y sea reconocido como lo que es, un pueblo sabio, creyente y único, orgulloso de sus costumbres y celoso de su cultura. Y "El Pele", no cabe duda alguna fué uno de ellos, por eso está elevado a los altares.
 

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