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UNA CARGA DE BUENAS VOLUNTADES |
Queridas Majestades:
Nuevamente hemos tenido la suerte de poder vivir el día en que la ilusión es el mágico antídoto que con mayor fuerza nos rejuvenece. De nuevo tener la posibilidad de disfrutar la noche en la que nuevamente las mariposas de nuestros estómagos inician su alocado vuelo para que los nervios se disparen. Volver a vivir de otra vez la sincera sonrisa de los abuelos de la casa mientras despegan con mimo un papel de regalo de vivos brillos adornado con un gran lazo de seda, observando de reojo y disfrutando con las ruidosas risas de sus pequeños nietos mientras estos. deshacen los paquetes que reposaban bajo un luminoso árbol al que le quedarán escasa hora de su efímera existencia. y de nuevo, volver a su descanso dentro de una vieja caja que, tan pronto quede descansada en un trastero, ya estará contando las fechas que restan para la llegada de una nueva Navidad.
Nosotros, los hermanos de los Gitanos también queremos revestirnos con alma de niños por esta noche, depositando esta carta en el mágico buzón de las redes y del que estamos seguros que rescataréis esta misiva con el mayor cariño.
Primero, como sus Majestades ya saben, os queremos confesar que no siempre nos hemos comportado como nuestro Padre y nuestra Madre nos han enseñado y a ellos les gustaría. Como una gran familia que somos, hemos tenido algunas discrepancias entre los hermanos a los largo del año, pero sin que llegase la sangre al río. La disparidad de opiniones hace que, en algunos momentos, no consigamos contar hasta diez antes de tomar actitudes o decisiones, y no por falta de cariño entre la familia, que eso está fuera de toda duda, pero con total seguridad, por bastante falta de diálogo.
Esperamos que Melchor, cuando dé apertura a su cofre, nos enriquezca a todos con el oro de un cargamento de armonía, algunos paquetes de templanza y un par sacos de perdón.
En el séquito de Gaspar nos gustaría que todas esas alforjas del incienso sobrante con el que se presentó en el portal ante el Dios recién nacido, inunde las almas de nuestros hermanos que marcharon este último año, santifique las de sus familiares y amigos que siempre los echarán de menos con la seguridad de volverlos a ver nuevamente cuando Dios lo disponga y aromatice de una profunda y espesa nube de salud a todos los que aún no hemos llegado hasta sus plantas para poder disfrutar de su presencia infinita.
Y al simpático Baltasar que nos aromatice con las mejores esencias desprendidas de su carga de mirra, aportando escogidos olores a la buena crianza de nuestros niños y jóvenes, perfumando de buen tino en las tomas de decisiones de nuestra Junta de Gobierno, aportando esencias de sensatez a las críticas e inundándonos a todos los hermanos pertenecientes a esta Corporación del bálsamo de la buena voluntad y de la transparencia.
Quizás, en algunos momentos hemos sido acreedores de un buen saco de carbón, pero siempre nos queda la seguridad de que todas nuestra actuaciones, y todos los hermanos pertenecientes a la Hermandad de Los Gitanos, unas veces con mayor acierto y otras con menos, el único fin que hemos perseguido ha sido el bien de la propia Corporación y el incondicional amor por nuestros Titulares.
Esperamos que seáis benevolentes y disculpeis nuestros actos, porque en la noche de Reyes todos tenemos algo de niños.
Esperamos que seáis benevolentes y disculpeis nuestros actos, porque en la noche de Reyes todos tenemos algo de niños.
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