El pasado martes día 15, a través de los medios oficiales de los que dispone nuestra Hermandad, en este caso, su página página web, todos los componentes de esta Corporación tuvimos la posibilidad de conocer la fecha, hora, lugar y orden del día del próximo Cabildo General Ordinario de Cuentas y Presupuestos correspondiente al ejercicio 2018. Ante todo, nuestra más sincera enhorabuena a la Secretaría de nuestra Hermandad, ya que en esta ocasión, y esperemos que sea un precedente que se perpetúe en el tiempo, se han cumplido escrupulosamente las fechas que se marcan en nuestras Reglas, disponiendo de esta información con los quince días preceptivos. Cierto es que, la información más principal que esperábamos de esta publicación son las cuentas y los presupuestos que se habrán de presentar en el Cabildo y que no disponemos de ellas para su revisión y estudio.
Ciertamente, y estamos totalmente de acuerdo que ese tipo de información no se debe publicar en abierto, y que con ello, cualquiera, ajeno a la Hermandad, pueda acceder a la misma, pero es sabido por todos que nuestra web dispone de un apartado de acceso único para los hermanos y que para ingresar en ese áreas de información es necesario las autorizaciones preceptivas de la secretaría o de la fiscalía. Esperemos que en próximas ocasiones demos uso a las herramientas informáticas que disponemos y que los cumplimientos en fechas de la información no sean solo parciales, dando la posibilidad a los hermanos con derecho a decidir, poder hacer un estudio previo de las mismas.
Pero en la Hoja Informativa en cuestión hemos podido conocer, las tan ansiadas por muchos hermanos, propuesta de las "Normas de Régimen Interno para el Impago de Cuotas".
Tras la lectura de las mismas, tenemos que reconocer que se ha dado un paso importante en lo relativo a la regularización oficial y colegiada de una de las diferentes áreas de acción que se disponen en la Hermandad, consiguiendo de esa forma que, con los diferentes cambios de Juntas de Gobiernos, los criterios se sigan manteniendo, respetando de esa manera, la opinión soberana del Cabildo General.
Lo primero, ya que es de bien nacidos ser agradecidos, es hacer un agradecimiento especial a los componentes de la comisión en cuestión que han desarrollado el documento, dando la posibilidad a los hermanos de corroborarlo o hacer las alegaciones oportunas en el Cabildo General.
Con respecto al documento, da la sensación de estar bastante bien elaborado, quedando en el mismo, la exposición de un tratamiento legal basado en las Reglas de la Hermandad, las Normas Diocesanas y la novedosa Ley de Protección de Datos. Pero tenemos que basarnos también en unas premisas que no debiéramos pasar por alto y que son de una importancia vital para su desarrollo.
La Hermandad se sustenta de las aportaciones anuales de todos los hermanos, y sus gastos se soportan anualmente de los ingresos satisfechos por los mismos. Teniendo en cuenta el escaso importe con el que satisfacemos el montante de la cuota anual, en el que además va incluida la papeleta de sitio, nos parece excesivo la permisividad de tiempo que se dispensa al impago.
Tres años de morosidad, más el cuarto donde se elabora, gestiona y comunica el protocolo de baja por impago nos parece excesivamente favorecedor para los hermanos que mantengan deudas con la Corporación, sobre todo teniendo en cuenta que sin hacer efectiva la obligación de contribuir con los gastos de la Hermandad como marcan nuestras Reglas, por un periodo de cuatro años, los hermanos que no cumplen con sus responsabilidades económicas siguen produciendo gastos a través de los envíos postales, gastos de hojas informativas y gastos de anuarios. También se desvirtúan los presupuestos, ya que teniendo en cuenta el total de los aproximadamente 7.000 hermanos incluidos en nuestra nómina con sus hipotéticas aportaciones económicas, a la hora de hacer frente a los gastos, que cada vez son mayores, provocan la dificultad de la gestión del área de mayordomía. Y por último, hermanos que tienen pendientes hasta cuatro anualidades (actualmente, incluso bastantes más) con su voto en los Cabildos Generales de Cuentas, Memorias o Elecciones, consiguen desvirtuar la opinión de los hermanos, que con el esfuerzo de estar al corriente de sus pagos, ya que a todos nos cuesta pagar, se iguala la opinión con sus votos de los que cumplen con sus responsabilidades.
Por supuesto, la Hermandad debe estar abierta a la ayuda y total colaboración con los hermanos que puedan padecer malos momentos económicos y que, mediante comunicaciones personalizadas se tengan que tener en cuenta, pero para que la Corporación mantengan su funcionalidad tenemos que mantener la total responsabilidad de colaborar en las fechas preceptivas con nuestras obligatorias aportaciones económicas.
El mantenimiento de nuestro templo, nuestra Casa de Hermandad, la brillantez de nuestra salida procesional, el personal contratado, nuestra bolsa de caridad y las innumerables acciones que acomete la Hermandad durante un año se satisfacen con las aportaciones de los hermanos responsables de las mismas, y esos, sin lugar a dudas, debemos de ser todos.
El Cabildo de Cuentas y Presupuestos es uno de los acontecimientos más infravalorados de nuestra Hermandad, siendo de vital importancia, y este especialmente, más si cabe, ya que con nuestra opinión se marcarán las bases de la obligatoriedad de los ingresos que obtiene nuestra Hermandad para el buen discurrir del día a día de la misma.
Esperemos que el amor por nuestra Corporación nos comprometa a la asistencia al único sitio donde debemos ser oídos y ese solo es el Cabildo General soberano.
Lo primero, ya que es de bien nacidos ser agradecidos, es hacer un agradecimiento especial a los componentes de la comisión en cuestión que han desarrollado el documento, dando la posibilidad a los hermanos de corroborarlo o hacer las alegaciones oportunas en el Cabildo General.
Con respecto al documento, da la sensación de estar bastante bien elaborado, quedando en el mismo, la exposición de un tratamiento legal basado en las Reglas de la Hermandad, las Normas Diocesanas y la novedosa Ley de Protección de Datos. Pero tenemos que basarnos también en unas premisas que no debiéramos pasar por alto y que son de una importancia vital para su desarrollo.
La Hermandad se sustenta de las aportaciones anuales de todos los hermanos, y sus gastos se soportan anualmente de los ingresos satisfechos por los mismos. Teniendo en cuenta el escaso importe con el que satisfacemos el montante de la cuota anual, en el que además va incluida la papeleta de sitio, nos parece excesivo la permisividad de tiempo que se dispensa al impago.
Tres años de morosidad, más el cuarto donde se elabora, gestiona y comunica el protocolo de baja por impago nos parece excesivamente favorecedor para los hermanos que mantengan deudas con la Corporación, sobre todo teniendo en cuenta que sin hacer efectiva la obligación de contribuir con los gastos de la Hermandad como marcan nuestras Reglas, por un periodo de cuatro años, los hermanos que no cumplen con sus responsabilidades económicas siguen produciendo gastos a través de los envíos postales, gastos de hojas informativas y gastos de anuarios. También se desvirtúan los presupuestos, ya que teniendo en cuenta el total de los aproximadamente 7.000 hermanos incluidos en nuestra nómina con sus hipotéticas aportaciones económicas, a la hora de hacer frente a los gastos, que cada vez son mayores, provocan la dificultad de la gestión del área de mayordomía. Y por último, hermanos que tienen pendientes hasta cuatro anualidades (actualmente, incluso bastantes más) con su voto en los Cabildos Generales de Cuentas, Memorias o Elecciones, consiguen desvirtuar la opinión de los hermanos, que con el esfuerzo de estar al corriente de sus pagos, ya que a todos nos cuesta pagar, se iguala la opinión con sus votos de los que cumplen con sus responsabilidades.
Por supuesto, la Hermandad debe estar abierta a la ayuda y total colaboración con los hermanos que puedan padecer malos momentos económicos y que, mediante comunicaciones personalizadas se tengan que tener en cuenta, pero para que la Corporación mantengan su funcionalidad tenemos que mantener la total responsabilidad de colaborar en las fechas preceptivas con nuestras obligatorias aportaciones económicas.
El mantenimiento de nuestro templo, nuestra Casa de Hermandad, la brillantez de nuestra salida procesional, el personal contratado, nuestra bolsa de caridad y las innumerables acciones que acomete la Hermandad durante un año se satisfacen con las aportaciones de los hermanos responsables de las mismas, y esos, sin lugar a dudas, debemos de ser todos.
El Cabildo de Cuentas y Presupuestos es uno de los acontecimientos más infravalorados de nuestra Hermandad, siendo de vital importancia, y este especialmente, más si cabe, ya que con nuestra opinión se marcarán las bases de la obligatoriedad de los ingresos que obtiene nuestra Hermandad para el buen discurrir del día a día de la misma.
Esperemos que el amor por nuestra Corporación nos comprometa a la asistencia al único sitio donde debemos ser oídos y ese solo es el Cabildo General soberano.
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