Han pasado más de 72 horas desde que finalizó la Asamblea de Hermanos Mayores celebrada en el Patio de la Montería del Alcázar sevillano, en el que la totalidad de los asistentes que habían sido convocados se encontraban en la tesitura de dar una solución al tan manoseado asunto de los importes de las sillas y palcos de la Carrera Oficial, tras la vorágine de acontecimientos que nos dejaron a todos huérfanos de nuestra Semana Mayor, y sin que los abonados de las mismas, pudiesen disfrutar de los servicios que, con una desmesurada antelación, habían abonado en fecha y hora.
En el referido lugar se conminaron un total de 121 Hermanos Mayores de los 125 a los que les fue solicitada su presencia como máximos responsables de sus Corporaciones, ubicadas cada una de ellas en las diferentes secciones de Penitencias, Glorias y Sacramentales.
No se dejó ni un solo cabo suelto, toda improvisación quedó difuminada de antemano consiguiendo una puesta en escena intachable, adornada con una simetría en la ubicación milimetrada de los asistentes que casi rozaba la perfección y que, por causa del distanciamiento social, al que nos vemos obligados por la pandemia que aún padecemos, dejaba perfectamente, a golpe de vista, la posibilidad de percibir cualquier gesto, movimiento o comentario de cualquiera de los presentes, eliminando esa razonable zona de confort y el acostumbrado discreto anonimato que otorga el pequeño espacio del salón de actos de la calle San Gregorio, en el que todo el que pretende pasar desapercibido lo consigue con facilidad tan solo procurando no hacerse notar.
Después de ubicarse en los sitios asignados, se dió lectura a una muy oportuna misiva del Sr. Arzobispo llamando a la concordia, al consenso y a la buena voluntad, para proyectar al menos, una imagen de unidad y caridad cristiana.
Más tarde, en la primera intervención del Presidente, fueron alabados todos los movimientos realizados por su equipo de trabajo para poder llegar a ofrecer una solución factible, con la que, a ser posible, no se pudiesen sentir ofendidos ninguna de las partes implicadas, haciendo bueno ese refrán español que reza "más vale cien heridos que un muerto", evidenciando el interés en evitar que la Institución Cofradiera no se volviese a ver envuelta nuevamente en una tesitura como la surgida este año, comprometiéndose a "blindar" el Reglamento de las Sillas y Palcos. Sentimos la curiosidad de conocer cómo lo piensan solucionar dentro del marco de la legalidad vigente, sin llegar a agredir los derechos de los abonados.
Se procura dejar extremadamente claro que las Hermandades no se verán en la obligación de tener que acometer una devolución con premura de la parte porcentual de la subvención entregadas a cuenta antes de la Semana Santa, las cuales se irán descontando de subvenciones futuras en el periodo de los próximos cuatro cursos cofrades. Con este primer argumento se consigue tranquilizar a un gran número de Hermanos Mayores que, aunque ya intuían esta posible opción, no consiguieron desembarazarse de sus inquietudes hasta que lo pudieron corroborar. Sería interesante saber el resultado de este mismo plebiscito, si la devolución de estos importes hubiesen tenido que reintegrarse en el acto o, si la propia votación hubiese sido secreta.
Una vez que bajó el tono de dichas incertidumbres, llegó el momento de las "flagelaciones", poniendo sobre la mesa todos los "incipientes movimientos interesados" de algunos sectores de la prensa, redes sociales y organizaciones de consumidores para conseguir movilizar a los "irascibles" abonados para que estos, llegasen ha hacer efectivas las solicitudes requiriendo la devolución de los importes, justificando la convocatoria de la Asamblea, con el argumento de que una decisión tan importante, era necesaria que la tomasen exclusivamente las propias Hermandades. Lo cierto es que se les olvidó explicar por qué no se convocó también a plebiscito a esos mismos representantes, cuando se tomó la decisión de la inclusión en el abono el cobro de ese 21 % de IVA cuando ya se encontraban en su poder las actas fiscales, que en su momento, dejaron al Consejo exento de este impuesto, o de solucionar los problemas suscitados en la jornada del Martes Santo. Probablemente se trató de una distracción derivada por los nervios del momento.
Tan solo dos Hermanos Mayores de la Sección de Penitencia cuestionaron, eso sí, sin demostrar mucha acritud en su exposición, la política de comunicación del Consejo, aludiendo un representante de la jornada del Lunes Santo que para una situación como esta, debería de haberse puesto en conocimiento de las Hermandades la totalidad del proyecto, y de esa manera, poder llevarlo estudiado y consensuado desde el seno de las propias Juntas de Gobierno, liberando con ello a los máximos responsables de la Hermandades de la necesidad de tomar una decisión tras las explicaciones expuestas en la Asamblea, que a la postre, podrían llegar a ser motivos de discrepancias entre la globalidad de sus propios Cabildos de Oficiales.
También tomó la palabra el Tesorero del Consejo, dando un gran golpe de efecto con la primicia de la congelación del precio de las sillas y palcos para una próxima Semana Santa, información que lógicamente place tanto a los asistentes como a los usuarios al llegar a sus oídos, pero que al menos a algunos, nos llama la atención una sentencia tan contundente, ya que, en ese momento, no se sostiene una afirmación de tal calibre, sobre todo, teniendo en cuenta, que hasta el 30 de Septiembre del presente año, les serán totalmente desconocidos los importes con los que podrán contar para acabar el curso, y en el peor de los casos, tampoco están en disposición de saber con seguridad si el año que viene podremos disfrutar de nuestra Semana Mayor como habitualmente todos la conocemos.
Pone en conocimiento de los asistentes que de las devoluciones dinerarias a los abonados serán descontados los costos que han generado el montaje y desmontaje de los palcos, sin definir el importe de dichos gastos, aunque se pudo intuir la idea de que ascendería aproximadamente a un 7 %, eso podría significar un montante superior a 250.000 €, olvidándose también de aportar información alguna de lo que va a pasar con las cantidades correspondiente al IVA y a la diferencia entre el montante repercutido y el soportado.
Se hace constancia de que se han recibido en las dependencias del Consejo un montante de 1900 reclamaciones de devolución del importe de los abonos al día de la fecha, discrepando claramente con el Presidente, cuando en su intervención valoraba de "incipientes los movimientos interesados".
Por la veintena de intervenciones con preguntas y ruegos preferimos pasar de puntillas. Las participaciones suelen ser siempre por parte de los mismos apellidos conocidos por todo el mundo cofrade. Los mismos que escriben en medios de comunicación y redes sociales. Los mismos que son siempre consultados para con sus opiniones marcar tendencias cogidos de la mano con prensa morada. Los mismos que siempre están de acuerdo porque, eso sí, siempre están, no se echan a un lado jamás. Cierto es que nos llama un poco la atención que los que hicieron declaraciones con anterioridad a favor de la devolución se quedaron mudos y, los que se posicionaron en contra, también obviaron hacer intervenciones, para de esa manera, poder unirse en comunión a la aprobación de la propuesta por aclamación, con sonoro aplauso incluido.......y así, todos contentos.
Por parte de las Corporaciones de Gloria, solo interviene un Hermano Mayor, algo que es especialmente sorprendente, sobre todo, por tratarse del grupo de las más perjudicadas, sin embargo, su intervención es únicamente para posicionarse con los artistas sacros, argumentando que sus economías dependen directamente de la Semana Santa. Casualmente, el máximo responsable de esta Corporación es un reconocido imaginero sevillano. Como es costumbre, cada uno labra su parcela.
También presentaron el informe encargado a la oficina de Montero-Aramburu, de donde visto lo visto, no salen todo lo bien parado que hubiesen deseado. En este, se hacen aseveraciones tales como que las "sillas se pagan para evitar incomodidades y aglomeraciones y no para rezar" y se pone como mínimo en cuarentena el artículo de los Estatutos donde se resuelve que "no se devolverá el dinero en caso de lluvia o cualquier otro motivo".
Este bufete, referente de profesionalidad en nuestra ciudad, deja bien claro que su informe se basa exclusivamente en el Consejo y sus competencias, pero es posible que, a pesar del interés por llevar los deberes terminados, les ha debido costar bastante trabajo estudiar un dossier tan completo que tiene fecha de 25 de Mayo de 2020 y se presenta en Asamblea 24 horas más tarde. Suponemos que los responsables de nuestro Consejo estarían deseosos de terminar para poder dar una cabezadita.
Se termina la reunión dando emotivos agradecimientos al Sr. Alcalde por la cesión de Alcázar y de la infraestructura para la realización del evento, y al Sr. Arzobispo por sus generosas y oportunas palabras, cuando más que agradecimientos, quizás, merecerían que pusiéramos en cuarentena el por qué pudiese existir la posibilidad de no haber tomado las cartas en los asuntos inherentes a la responsabilidad de sus cargos, lavándose las manos en una fiel imitación de alguna de las figuras secundarias de un par de misterios sevillanos.
Las subvenciones a las Hermandades son maná llovido del cielo cuando les favorecen, pero la estabilidad económica de nuestras cofradías no pueden estar basadas en la dependencia de ingresos atípicos de este calibre, ya que si algún año vuelve a pasar lo que ha sucedido en este, volveremos a tener los mismos problemas. La economías de nuestras Hermandades deben de provenir desde el interior, ciñéndose a sus cuotas y a la capacidad de generar ingresos por parte de la inventiva de sus hermanos. Aprendamos de las Hermandades de los pueblos vecinos donde basan sus economías en algo tan cierto como la acertada frase de "aceitunita comida, huesecito fuera".
Todo lo demás es "aceptar pulpo como animal de compañía".
En el referido lugar se conminaron un total de 121 Hermanos Mayores de los 125 a los que les fue solicitada su presencia como máximos responsables de sus Corporaciones, ubicadas cada una de ellas en las diferentes secciones de Penitencias, Glorias y Sacramentales.
No se dejó ni un solo cabo suelto, toda improvisación quedó difuminada de antemano consiguiendo una puesta en escena intachable, adornada con una simetría en la ubicación milimetrada de los asistentes que casi rozaba la perfección y que, por causa del distanciamiento social, al que nos vemos obligados por la pandemia que aún padecemos, dejaba perfectamente, a golpe de vista, la posibilidad de percibir cualquier gesto, movimiento o comentario de cualquiera de los presentes, eliminando esa razonable zona de confort y el acostumbrado discreto anonimato que otorga el pequeño espacio del salón de actos de la calle San Gregorio, en el que todo el que pretende pasar desapercibido lo consigue con facilidad tan solo procurando no hacerse notar.
Después de ubicarse en los sitios asignados, se dió lectura a una muy oportuna misiva del Sr. Arzobispo llamando a la concordia, al consenso y a la buena voluntad, para proyectar al menos, una imagen de unidad y caridad cristiana.
Más tarde, en la primera intervención del Presidente, fueron alabados todos los movimientos realizados por su equipo de trabajo para poder llegar a ofrecer una solución factible, con la que, a ser posible, no se pudiesen sentir ofendidos ninguna de las partes implicadas, haciendo bueno ese refrán español que reza "más vale cien heridos que un muerto", evidenciando el interés en evitar que la Institución Cofradiera no se volviese a ver envuelta nuevamente en una tesitura como la surgida este año, comprometiéndose a "blindar" el Reglamento de las Sillas y Palcos. Sentimos la curiosidad de conocer cómo lo piensan solucionar dentro del marco de la legalidad vigente, sin llegar a agredir los derechos de los abonados.
Se procura dejar extremadamente claro que las Hermandades no se verán en la obligación de tener que acometer una devolución con premura de la parte porcentual de la subvención entregadas a cuenta antes de la Semana Santa, las cuales se irán descontando de subvenciones futuras en el periodo de los próximos cuatro cursos cofrades. Con este primer argumento se consigue tranquilizar a un gran número de Hermanos Mayores que, aunque ya intuían esta posible opción, no consiguieron desembarazarse de sus inquietudes hasta que lo pudieron corroborar. Sería interesante saber el resultado de este mismo plebiscito, si la devolución de estos importes hubiesen tenido que reintegrarse en el acto o, si la propia votación hubiese sido secreta.
Una vez que bajó el tono de dichas incertidumbres, llegó el momento de las "flagelaciones", poniendo sobre la mesa todos los "incipientes movimientos interesados" de algunos sectores de la prensa, redes sociales y organizaciones de consumidores para conseguir movilizar a los "irascibles" abonados para que estos, llegasen ha hacer efectivas las solicitudes requiriendo la devolución de los importes, justificando la convocatoria de la Asamblea, con el argumento de que una decisión tan importante, era necesaria que la tomasen exclusivamente las propias Hermandades. Lo cierto es que se les olvidó explicar por qué no se convocó también a plebiscito a esos mismos representantes, cuando se tomó la decisión de la inclusión en el abono el cobro de ese 21 % de IVA cuando ya se encontraban en su poder las actas fiscales, que en su momento, dejaron al Consejo exento de este impuesto, o de solucionar los problemas suscitados en la jornada del Martes Santo. Probablemente se trató de una distracción derivada por los nervios del momento.
Tan solo dos Hermanos Mayores de la Sección de Penitencia cuestionaron, eso sí, sin demostrar mucha acritud en su exposición, la política de comunicación del Consejo, aludiendo un representante de la jornada del Lunes Santo que para una situación como esta, debería de haberse puesto en conocimiento de las Hermandades la totalidad del proyecto, y de esa manera, poder llevarlo estudiado y consensuado desde el seno de las propias Juntas de Gobierno, liberando con ello a los máximos responsables de la Hermandades de la necesidad de tomar una decisión tras las explicaciones expuestas en la Asamblea, que a la postre, podrían llegar a ser motivos de discrepancias entre la globalidad de sus propios Cabildos de Oficiales.
También tomó la palabra el Tesorero del Consejo, dando un gran golpe de efecto con la primicia de la congelación del precio de las sillas y palcos para una próxima Semana Santa, información que lógicamente place tanto a los asistentes como a los usuarios al llegar a sus oídos, pero que al menos a algunos, nos llama la atención una sentencia tan contundente, ya que, en ese momento, no se sostiene una afirmación de tal calibre, sobre todo, teniendo en cuenta, que hasta el 30 de Septiembre del presente año, les serán totalmente desconocidos los importes con los que podrán contar para acabar el curso, y en el peor de los casos, tampoco están en disposición de saber con seguridad si el año que viene podremos disfrutar de nuestra Semana Mayor como habitualmente todos la conocemos.
Pone en conocimiento de los asistentes que de las devoluciones dinerarias a los abonados serán descontados los costos que han generado el montaje y desmontaje de los palcos, sin definir el importe de dichos gastos, aunque se pudo intuir la idea de que ascendería aproximadamente a un 7 %, eso podría significar un montante superior a 250.000 €, olvidándose también de aportar información alguna de lo que va a pasar con las cantidades correspondiente al IVA y a la diferencia entre el montante repercutido y el soportado.
Se hace constancia de que se han recibido en las dependencias del Consejo un montante de 1900 reclamaciones de devolución del importe de los abonos al día de la fecha, discrepando claramente con el Presidente, cuando en su intervención valoraba de "incipientes los movimientos interesados".
Por la veintena de intervenciones con preguntas y ruegos preferimos pasar de puntillas. Las participaciones suelen ser siempre por parte de los mismos apellidos conocidos por todo el mundo cofrade. Los mismos que escriben en medios de comunicación y redes sociales. Los mismos que son siempre consultados para con sus opiniones marcar tendencias cogidos de la mano con prensa morada. Los mismos que siempre están de acuerdo porque, eso sí, siempre están, no se echan a un lado jamás. Cierto es que nos llama un poco la atención que los que hicieron declaraciones con anterioridad a favor de la devolución se quedaron mudos y, los que se posicionaron en contra, también obviaron hacer intervenciones, para de esa manera, poder unirse en comunión a la aprobación de la propuesta por aclamación, con sonoro aplauso incluido.......y así, todos contentos.
Por parte de las Corporaciones de Gloria, solo interviene un Hermano Mayor, algo que es especialmente sorprendente, sobre todo, por tratarse del grupo de las más perjudicadas, sin embargo, su intervención es únicamente para posicionarse con los artistas sacros, argumentando que sus economías dependen directamente de la Semana Santa. Casualmente, el máximo responsable de esta Corporación es un reconocido imaginero sevillano. Como es costumbre, cada uno labra su parcela.
También presentaron el informe encargado a la oficina de Montero-Aramburu, de donde visto lo visto, no salen todo lo bien parado que hubiesen deseado. En este, se hacen aseveraciones tales como que las "sillas se pagan para evitar incomodidades y aglomeraciones y no para rezar" y se pone como mínimo en cuarentena el artículo de los Estatutos donde se resuelve que "no se devolverá el dinero en caso de lluvia o cualquier otro motivo".
Este bufete, referente de profesionalidad en nuestra ciudad, deja bien claro que su informe se basa exclusivamente en el Consejo y sus competencias, pero es posible que, a pesar del interés por llevar los deberes terminados, les ha debido costar bastante trabajo estudiar un dossier tan completo que tiene fecha de 25 de Mayo de 2020 y se presenta en Asamblea 24 horas más tarde. Suponemos que los responsables de nuestro Consejo estarían deseosos de terminar para poder dar una cabezadita.
Se termina la reunión dando emotivos agradecimientos al Sr. Alcalde por la cesión de Alcázar y de la infraestructura para la realización del evento, y al Sr. Arzobispo por sus generosas y oportunas palabras, cuando más que agradecimientos, quizás, merecerían que pusiéramos en cuarentena el por qué pudiese existir la posibilidad de no haber tomado las cartas en los asuntos inherentes a la responsabilidad de sus cargos, lavándose las manos en una fiel imitación de alguna de las figuras secundarias de un par de misterios sevillanos.
Las subvenciones a las Hermandades son maná llovido del cielo cuando les favorecen, pero la estabilidad económica de nuestras cofradías no pueden estar basadas en la dependencia de ingresos atípicos de este calibre, ya que si algún año vuelve a pasar lo que ha sucedido en este, volveremos a tener los mismos problemas. La economías de nuestras Hermandades deben de provenir desde el interior, ciñéndose a sus cuotas y a la capacidad de generar ingresos por parte de la inventiva de sus hermanos. Aprendamos de las Hermandades de los pueblos vecinos donde basan sus economías en algo tan cierto como la acertada frase de "aceitunita comida, huesecito fuera".
Todo lo demás es "aceptar pulpo como animal de compañía".
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