miércoles, 6 de mayo de 2020

AL PATÍBULO CON TODOS ELLOS...

En la noche del pasado domingo tuvimos la oportunidad de volver a disfrutar de una nueva entrega del programa dedicado a la Semana Santa de Sevilla y a nuestras Hermandades, presentado por Fernando García Aldón y producido por la firma Blogosur, al que muy acertadamente han denominado Casa Hermandad.

La realidad, es que, dentro del marco de emisión del programa en cuestión y, asumiendo las dificultades que entraña su puesta en escena a través de la web, de una duración que supera con creces las dos horas de un riguroso directo aderezado con un elenco de invitados altamente relevantes, no nos queda por menos que felicitar esta novedosa idea de información cofrade que, estamos seguros, entrará en una dinámica creciente alentada por su profesionalidad y su buen hacer. Por lo tanto, nuestra más sincera enhorabuena.

En este último capítulo se han desarrollado cuestiones poco usuales por su enfoque como los problemas surgidos por acontecimientos pasados en aquellas fechas, derivados de los ataques a la sociedad, producidos por la intransigencia humana derivadas de discrepancias políticas y una total falta de diálogo, alentada por odios de sucesos pasados. Un novedoso argumento que nos retrotrajo a todos los que nos situamos ante el ordenador, un cuarto de siglo de las historia de nuestra nación.


Pero en estos momentos y, dejando a un lado la problemática que nos envuelve con el Covid-19, la punta de lanza en la información cofrade está enmarcada en cual va a ser la resolución del Consejo de Cofradías con respecto a la devolución o no, de los importes de las sillas y palcos de la Carrera Oficial.

Intentando tomar distancia de signos políticos que, a todas luces no tienen cabida en este blog, hemos quedado ciertamente decepcionados, ya que, a excepción de la postura tomada por el representante de Facua, todos los demás intervinientes eran organismos, grupos o personas a las que la única decisión factible de dar por buena es el acuerdo de la NO DEVOLUCIÓN de los importes satisfechos con dos meses de anterioridad a la realización del evento.

El responsable de OCU se posicionó como un auténtico gallego al uso, del que basándonos en sus argumentos, jamás podríamos discernir si viene o va. Un criterio altamente indefinible con el que no molestar a nadie y que tras un barrido respuestas a diestra y siniestra procurando no mojarse, mantenerse en el burladero de la espera viendo venir a cubierto lo acordado por otros organismos, y que una vez resueltos, tanto para bueno como para malo, ellos siempre consigan quedar bien posicionados con sus opiniones cara a la galería.

Después expusieron sus argumentos el Presidente de la Asociación de Artesanos, un destacado y reconocido imaginero, una excelente artista del bordado, un prolífico diseñador de arte cofrade y el director de una de las agrupaciones de cornetas y tambores más reconocidas en la ciudad.

Entre el magnífico elenco de tertulianos pudimos advertir un pequeño despiste, ya que no se tuvo la precaución de invitar al programa a ninguna voz que representase a las personas que solicitan, pagan religiosamente y utilizan las sillas o los palcos, sin que ello conlleve ningún tipo de interés profesional, cuando se hagan efectivas esas futuras resoluciones que se habrán de tomar tarde o temprano.

En esta interesante tertulia se obvió, quizás inconscientemente, la representación de las opiniones de los más de 30.000 "desaprensivos" que copan este espacio en nuestra Semana Mayor.

Todos esos "privilegiados" que, año tras año, tienen la prerrogativa de renovar sus abonos dejando fuera de estos espacios al resto de los "pobrecitos" lugareños.

Toda esa gran cantidad de "elegidos" a los que, con su "contrastada" opulenta economía, dan uso a su sobrante dinerario para mantener siempre su privilegiada localidad, excluyendo al resto de los mortales de cualquier tipo de posibilidad de verse agraciados con una de ellas.

A todos esos "desaprensivos" que osan pergeñar el bloqueo económico de gran parte de las Hermandades, poniendo en activo la solicitud de recuperación de sus dineros, esquilmando la posibilidad de afrontar diferentes actos de caridad con los más necesitados.

Y por supuesto, a toda esa "canalla", que al intentar rescatar el pago de un servicio pagado por adelantado y jamás disfrutado, le van a quitar el pan de la boca a tantos y tantos artesanos a los que las Corporaciones van a dejar de pagarles los encargos, llegando a poner gravemente en peligro la continuidad en el tiempo de labores tan singulares.

Y para finalizar, a esa "élite de desaprensivos" que van a conseguir acabar con las innumerables agrupaciones musicales que tantos "favores" hacen a nuestras Hermandades durante el curso cofrade, reventando sus ya maltrechas economías.

A todo esto, nos llamó bastante la atención la insistencia del presentador, con la reiterativa muletilla de que, si se trataba de un acto desarrollado en suelo público no entendía como no todo el público tenía la posibilidad de adquirir un abono.

Ya que el olvido de las voces perjudicadas dejó huérfana parte de las opiniones del programa, queremos hacernos eco desde estas líneas de ese punto de vista que se quedó preso en el limbo de lo políticamente correcto, exponiendo el punto de vista de parte de la "despreciable" opinión de esos culpables de haber pagado por adelantado.

Estamos contemplativos a la reunión de finales de mayo de un pleno de Hermanos Mayores que evidentemente son juez y parte, por lo que difícilmente, salvo raras excepciones van a votar en contra de sus intereses, pero además entendemos que se trata de votar que protocolo de actuación se contemplará para la devolución de los importes, pero nunca hacer valer un contrato, que incluso pudiese ser abusivo por encima de lo que marca una ley expresa.

La renovación de los abonos con carácter de preferencia no es nuevo, pero sí podemos constatar que esos abonos, que datan algunos de más de medio siglo, ya se hacían efectivos cuando en todos los sectores de la Carrera Oficial se podían adquirir localidades para un solo día por falta de clientes que lo quisiesen adquirir. Con el transcurrir de los años se han ido copando estas localidades con abonos anuales, por lo que algún derecho tendrán los abonados de hace 50 años. Eso nos lleva a la "muletilla" del presentador de la igualdad a la hora de adquirir un abono por tratarse de suelo público.

No es cierto que sea imposible adquirir abonos por parte de clientes nuevos. En la Plaza Virgen de los Reyes se pueden adquirir sin ningún problema, que también es Carrera Oficial. Lo que sí cuesta trabajo, como es lógico, es encontrar primera fila de Campana delante del palquillo del Consejo, exactamente igual que entraña dificultad la preferencia central en los campos de fútbol o barrera de sombra en la Maestranza.

Y como hilo conductor de privilegios en suelo público, tenemos el ejemplo de las Casetas de Feria que, año tras año, y mientras se abonen en tiempo y forma, siguen teniendo derecho de preferencia, aunque casualmente, el Ayuntamiento ya ha devuelto los importes a los usuarios por la suspensión de la misma. Se nos antoja un paralelismo medido con diferente rasero.

Evidentemente en la relación nominal de abonados existirán ricos, clase media y personas que por enfermedad, por seguridad o por su gusto hacia esta fiesta se quitan muchos caprichos durante el año, consiguiendo ahorrar poco a poco, hasta disponer del importe de su localidad. No todos son ricos. Existen también muchos aficionados al fútbol y a los toros que utilizan esa misma práctica de ahorro y con localidades muchísimo más caras.

Con respecto a las Hermandades, es cierto que esas cantidades les ayudan a afrontar proyectos (caridad, patrimonio, arreglos, etc.), pero cuando quieren hacer una defensa a ultranza para no devolver los importes, sobre todo, se abrazan a la caridad. Todas lo quieren para caridad.

No podrán acometer los actos caritativos previstos por culpa de los abonados de las sillas. Pues bien, seamos caritativos, seamos ecuánimes, repartamos esos importes dividiendo el montante total entre el número exacto de Corporaciones sin distingo alguno, sin diferenciar si llegan a la Catedral, si son de vísperas, sacramentales puras o de gloria. Eso sería caridad equitativa entre todos. Pero además, en estos momentos tan difíciles olvidémonos de estrenos, de reparaciones, de pregones y de tantas banalidades que se ponen en práctica durante el año.

Estamos seguros que la mayor parte de las Hermandades que han izado la bandera de las dificultades, si se llegase a organizar un Santo Entierro Magno en otoño, se matarían por sacar sus pasos perfectamente remozados y acompañados por las mejores bandas por las calles de la ciudad, y por supuesto, la no elegidas, albergarían en sus corazones un envidioso descontento oculto que jamás expresarían públicamente por eso de lo políticamente correcto.

Con esa manera de actuar por parte de las Corporaciones, los artesanos tampoco podrían disponer de nuevos encargos (porque todo el gasto iría destinado a caridad). Ellos, como cualquier empresario o cualquier autónomo, han activado los recursos legales que nuestra legislación habilita para ayudar a paliar esta crisis económico-laboral. Han presentado ERTES, dispensas en tiempo para el pago de locales, prórrogas y beneficios en impuestos, exactamente igual que los empresarios de bares, hoteles y comercio en general,. A todos estos sectores también les han perjudicado la suspensión de la Semana Santa, y que sepamos, no se les ha ocurrido pedir un pellizco de las sillas y palcos.

Con respecto a las bandas más de lo mismo. Los supuestos favores que se ha dejado entrever, le hacen continuamente a las Hermandades durante el año son directamente proporcionales a la seguridad de concretar sus contratos y, si con ello no tienen bastantes argumentos, bajan sus estipendios hasta la gratuidad si es necesario, con tal de ponerse la medalla de actuar en Sevilla. Las formaciones musicales tienen que acogerse tan solo a los montantes económicos de los que pudiesen disponer y deberían de guardar en tiempos de vacas gordas para no verse en precario cuando lleguen las flacas.

Los locales están subvencionados o son gratuitos la mayor parte de las veces, por lo que si no se puede estrenar uniformes asíduamente, tener escuelas de música o desfilar con cinco tubas de 7000 euros cada una, pues se rebaja el nivel. Seguro que al trabajador que vive en 50 metros cuadrados, tiene una motillo y se compra la ropa en el mercadillo  de Alcosa también le gustaría usar otras marcas y mantener otro ritmo de vida.

En definitiva, debemos asumir, por parte de todos los estamentos de nuestra Semana Mayor, el sitio que nos corresponde y, para ir progresando, poner en valor nuevas ideas que nos aporten recursos económicos gastando tan solo lo que hayamos podido generar dentro de nuestras posibilidades, no basando nuestros presupuestos en subvenciones que podrían no llegar. Y esta regla de oro también sería válida para nuestras Hermandades.

La caridad bien entendida empieza por uno mismo y ha de hacerse efectiva con nuestro propios recursos. Todo lo demás son castillos en el aire.

Señores de Blogosur, señores de Casa Hermandad, habéis conseguido un perfil de programa fresco y novedoso, no le estropeéis enmudeciendo las bocas de todos esos sectores que son más convenientes mantenerlos en el ostracismo, evitando de esa manera que se expresen por eso de .......LO POLÍTICAMENTE CORRECTO.

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