jueves, 24 de octubre de 2019

VOLVERÁ NUESTRO 2 DE MARZO

Todo vuelve a su ser. Él, que escribe derecho con renglones torcidos siempre regala una segunda oportunidad, a veces hasta una tercera, con la que demostrarnos que los reveses que nos asesta la vida, y que causan tantos sinsabores entre nuestros corazones, si realmente se desea y no perdemos la fe, terminan cayendo en nuestras manos como la fina lluvia que limpia el ambiente en una mañana de primavera.

Once años han pasado, once largos años desde la designación de nuestro Sagrado Titular, Nuestro Padre Jesús de la Salud, fuese designado para presidir con su portentosa figura el Solemne y Piadoso acto del Viacrucis organizado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Once largos años donde tras una impaciente espera, los hermanos de Los Gitanos nos sentimos más importantes si cabe, por poder demostrar a esta bendita ciudad de María Santísima como sabemos y como nos gusta hacer las cosas para mayor gloria de Dios, de su Hijo y de su Bendita Madre.

Hace once años se truncó porque Él lo quiso. Hace once años, después de tanto trabajo, de tanto sacrificio, de tanta ilusión, el Supremo Hacedor decidió que no era el momento, que quizás más adelante su presencia sería más propicia para repartir esa salud que diariamente le solicitamos en su Santuario, y hacerlo por todos los rincones de la ciudad.


El día 2 de Marzo de 2009, los hermanos y devotos de Los Gitanos, vivimos desazón y llantos bajos el techo y entre los muros de la antigua iglesia del Valle, donde una lluvia inoportuna ahogó una de las ilusiones de nuestra Hermandad.

Pero esta es la Hermandad de Los Gitanos, y todos sus hermanos, en nuestros genes, llevamos pura sangre del ave Fénix que nos ha permitido renacer de nuestras cenizas disfrazadas de discriminaciones raciales, de guerras fratricidas, de la ausencia de un hogar y de cualquiera de la vicisitudes con que esta Corporación ha sido castigada desde su fundación y de la que ha podido siempre resurgir, agarrándose con la fuerza de una raza especial, a esa fe a la que todos nos debemos y profesamos.

Con el paso de los años, ese mismo 2 de Marzo, pero de 2020, convertiremos las lágrimas del dolor de la frustración por llantos de la alegría bombeados desde el corazón de los hermanos que, desde este mundo, aún podremos disfrutarlo, sin olvidar que cuando se abran las puertas de nuestro Santuario seguramente veremos el llanto esos tres claveles que se quedaron huérfanos entre el dorado de esa cruz de guía que nos irá marcando el camino o podremos presentir las manos del Señor que buscarán las de un pequeño y canoso prioste de ojos claros y despiertos para que deje a la vista la medida exacta de los puños de su camisa y el brillo de sus pasadores.

Ese 2 de Marzo, donde podremos pagar la deuda de una promesa a Madre Angelita en el aniversario de su muerte, llevando ante el umbral de su casa la mirada de un Nazareno que marcó el carácter de las líneas de su vida. Un Cristo vivo, omnipotente, que va regalando a su paso salud y vida, pero especialmente, igual que las benditas mujeres que la siguieron en la santidad de su manera de dejar huella en esta vida, irá regalando unas muy especiales miradas de amor a los afligidos, a los necesitados y a todos los arrepentidos que lo esperen a su paso.

Once años después, si Él así lo decide, el próximo 2 de Marzo, conseguirá embargar con su presencia las naves de nuestro templo catedralicio, dando comienzo a un largo presagio del tiempo de Cuaresma que quedará enmarcado en tan solo cuarenta vísperas. Ese perecedero margen de tiempo que da inicio al tránsito, desde que una pequeña cruz de cenizas estigmatice nuestra frente como símbolo de conversión, hasta precipitarse en el desenfrenado júbilo que todos experimentamos con la visión del primer nazareno caminando presuroso hacia su iglesia para efectuar su Estación de Penitencia.

En la Hermandad de Los Gitanos sabemos esperar, nuestra fe es inquebrantable y nuestros más de dos siglos y medio de historia nos han enseñado que, cuando nuestro Dios Moreno y su bendita Madre de la dulce mirada lo deciden, la vida nos regala estos buenos momentos.

Solo nos queda esperar ese 2 de Marzo, con ansia, con el corazón henchido de júbilo, con el orgullo de todo lo esperado y todo lo aprendido, y con la seguridad de que en esa fecha, Sevilla amanecerá con tintes de bronce, con aires de viejas fraguas, con sones de cante jondo paridos de los vientres del dolor y la alegría, y con esos olores a canela y clavo que embriagarán a una ciudad que durante todo su recorrido le pedirá esa salud que irán repartiendo unas manos morenas que humildemente abrazarán la cruz de todos los pecados del mundo. 

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