
Suelos pintados de ceras blancas y rojas, abrazados a esos pétalos, que llovidos desde balcones y azoteas, santiguaron el contorno de nuestros pasos, ofreciéndoles un fraternal y eterno abrazo fundido con multitud de olores, fervorosas plegarias y esa fe renovada en una céntrica plaza año tras año.
Ya se nos fue, porque ya ha comenzado de nuevo una víspera con una cadencia de doce meses, donde se nos obsequia con la posibilidad de vivir una Hermandad bajo nuestro propio techo, donde se acumula el trabajo diario, dado que, cuando queramos venir a darnos cuenta, estará de nuevo entre nuestras manos la próxima Cuaresma.
Hemos querido dejar pasar unos días para poder hacer una valoración de la Estación de Penitencia y sus momentos previos vividos, tras reposar esa catarata de sensaciones y sentimientos íntimos que se nos agolpan en nuestro subconsciente, debido a la proximidad de las vivencias recién disfrutadas.
Regocijémonos en las luces que hemos ofrecido a Sevilla, a nuestros hermanos y a ese pueblo llano que nos espera cada Semana Santa, e intentemos difuminar con trabajo y buena voluntad, las sombras que han producido los errores, que como humanos, somos proclives a producir para que en años venideros podamos detectarlas y conseguir que, en su mayor parte, queden corregidas.
Podemos sentirnos orgullosos del magnífico equipo de priostía que, con su organización, buen gusto y mejor hacer, han conseguido un año más, dar un salto de calidad en los montajes de los cultos cuaresmales y besamanos de nuestros Sagrados Titulares. Hemos sido observados por toda la Sevilla cofrade y obsequiados con los
mejores halagos por la finura, sobriedad y magnificencia de los altares que se han instalado para mayor gloria de nuestra fe y la de nuestros mayores.
Nuestro nuevo Rector del Santuario, el Rvdo. Padre D. Francisco Ruiz Millán S.D.B., ha conseguido que la afluencia y la atención de los asistentes a los cultos haya conseguido llenar las naves de la casa de Dios durante los seis días que ha predicado, regalándonos a todos los presentes con unas homilías adecuadas a las condiciones de nuestra Corporación, demostrando con ello la preparación de los mismos con un exhaustivo estudio de nuestras maneras, y superando la dificultad que ello conlleva, en un tan corto espacio de tiempo entre nosotros.
Hemos conseguido superarnos en diferentes facetas, tanto en la previas como en la propia Estación de Penitencia, que si bien, en algunos casos no han sido suficientes, si que en honor a la verdad, se están consiguiendo, pasito a pasito, hacer correcciones e innovaciones con las que se adecúen con los tiempos que nos ha tocado vivir.
Se han duplicado las reuniones del equipo de diputados y enlaces en el presente año, y con ello, a través del diálogo y la puesta en común, se van consiguiendo esos difíciles pasos que hemos de dar para que los hermanos minimicen los esfuerzos en la calle que nos vemos obligados a realizar durante tantas horas de procesión.

Con respecto a la cofradía en la calle, se hacen progresos, pero no con la diligencia necesaria que demandan nuestros hermanos. Pero como estamos en el capítulo de luces, queremos ponderar las partes positivas que se han podido detectar, siendo la principal de ellas, que a pesar del ninguneo continuo, por parte de los organismos cofradieros, se ha publicado oficialmente que la Hermandad de los Gitanos ha sido la única cofradía que ha clavado el horario en Carrera Oficial, superando los problemas de la extensión del cortejo, el lucimiento de nuestros pasos y la posición que ocupamos en la madrugada con el trasiego peatonal que conlleva el mismo por nuestra posición en la nómina oficial, con ello, hemos vuelto a demostrar que sabemos hacer las cosas bien y que podemos presentar credenciales contrastadas para exigir el respeto por parte de los organismos competentes que nos hemos ganado suficientemente con nuestro esfuerzo y nuestro compromiso.


En el paso de palio, realzando más si cabe la belleza de la Madre de las Angustias, la sincronía entre bordados y flores, utilizando la conjunción de colores entre pétalos e hilos de seda. No podríamos hablar de un nuevo acierto de nuestra priostía, ya que se empieza a hacer tradicional la magnificencia de las flores utilizadas y el impacto visual que provoca en los que nos admiran por su buen gusto.
Esperamos que se siga manteniendo estos criterios en los adornos florales de nuestros pasos, ya que están marcando una época en la historia de nuestra Corporación, consiguiendo las alabanzas y parabienes de hermanos y devotos.

Nos hemos encontrado con el estreno de los capataces del paso de palio después de casi tres décadas a los mandos del martillo de nuestro palio de la familia Gallardo. Las tomas de decisiones importantes difícilmente consiguen contentar a todos los sectores de la Corporación, y por supuesto, el tiempo y las formas de su cese seguramente no han sido las más adecuadas sin duda alguna, pero tenemos la seguridad de que los responsables de las cuadrillas de nuestro palio han mamado de las esencias y los aromas de la Hermandad de Los Gitanos, y seguramente, tendremos que asumir la impronta de su nuevo estilo en el mando, pero también, les pedimos encarecidamente que esa propia impronta no cambie el buen hacer de las sendas ya caminadas, aprovechando las cosas realizadas correctamente y enmendando solamente las posibles situaciones de mejoras.

A nuestro modesto entender, y en un plano de concordia absoluta, son las luces que hemos observado en la pasada Estación de Penitencia, entendiendo que puede ser superable, pero que la realizada la pasada semana, ha estado en un alto nivel que debiera enorgullecernos a los hermanos de la Hermandad de Los Gitanos,
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