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A LA ESPERA DE MI HORA |
!!! Esto ya está aquí ¡¡¡.
!!! Ya llega lo nuestro ¡¡¡. Estas son algunas de las frases que los cofrades manoseamos cuando la cercanía de la Cuaresma se nos viene encima. Programas de Semana Santa en las ondas de la radio, emisiones en televisión, cientos de kilómetros de papel de prensa escrita... todo nos va llevando a desembocar en esa indescriptible semana de los sentimientos a flor de piel.
Pero con esta proximidad inminente, los posicionamientos cofrades se reubican en la propia singularidad de los entresijos de los corazones de cada nazareno, costalero, miembro de junta, apellido ilustre o especie de difícil calificación que, en estas fechas del calendario, deambulan, con más frecuencia de lo habitual, por las dependencias de nuestras iglesias y casas de hermandad.
Llega la hora de los derechos adquiridos, del "yo no quería pero me llamaron", de hacer prevalecer el peso de los apellidos, del "cómo me van a dejar fuera con todo lo que he aportado" y de mil cosas más, basadas en el principio de "esto es mío que mi número es muy bajo".
Estas situaciones, por genéricas, también se singularizan en la Hermandad de Los Gitanos, y la permisividad de nuestras Reglas y la ausencia de Normas de Régimen Interno que las regulen van dejando al libre albedrío de las conciencias de los responsables en un momento puntual, provocando conflictos entre los hermanos, que a todas luces, se podrían evitar.
Se van dando pasos poco a poco. Ya disponemos de Normas aprobadas por el Cabildo General tanto para la Sección Musical como para los impagados existentes y que se vayan produciendo. Ahora, en los casos anteriormente mencionados, solo queda que los responsables cumplan con la obligación de hacerlos cumplir y, por parte de la nómina de la Corporación, ser exigentes con que se cumplan.
Pero existen más áreas de la hermandad que tendrían que encontrarse reguladas por dichas Normas y refrendadas por el Cabildo General, sobre todo, aquellas que por su especial sensibilidad en la toma de decisiones con las que se actúen, pudieran crear suspicacias o discrepancias.
Ejemplo claro sería la inclusión y exclusión de los hermanos en la cuadrillas de costaleros de la Hermandad. Por supuesto, en las cuestiones técnicas de los hombres que procesionan bajo nuestros paso no debemos entrar, esas decisiones deben de estar blindadas a los estrictos criterios de los capataces responsables y cuya responsabilidad les ha sido conferida por la propia Junta de Gobierno, pero existen una serie de matices que los dirigentes de nuestra Corporación, al igual que se está implantando en otras, deberían marcar el tamiz con el que esos hermanos elegidos, los costaleros, puedan participar en estos puestos.
Ejemplo importante debería de ser la obligación de pertenecer a la Hermandad, al menos con una antigüedad de cinco años ininterrumpidos, con lo que se evitaría la inclusión en las cuadrilla con carácter de modas de faja y costal. Por supuesto, encontrase al día en el pago de las cuotas para poder solicitar de la obligatoria papeleta de sitio.
El marcar una linea de edad hasta la que pueda prestar sus servicios bajo las trabajaderas, no pudiendo sobrepasar la linea de los 50 años, salvo que por observancia de los propios capataces dictaminando como oportuno que por merma física no desempeñasen el trabajo como sería oportuno pudiendo ser excluídos antes de la misma.
La tan famosa lista de espera, a la que nadie tiene acceso, con un ocultismo recalcitrante, debería estar publicada en la zona protegida para los hermanos de nuestra web oficial, siendo esta, la única manera de que todo el mundo sepa la edad, el número de antiguedad y la fecha en que fué incluído en esta nómina tiempo de espera.
Y por supuesto, sería fundamental que, cuando uno de los capataces tome la decisión de dar baja a un hermano costalero, sea por edad, por no poder responder al esfuerzo requerido o por cualquier otro tipo de circunstancia, la comunicación entre los dos capataces de ambos pasos, intermediados por el delegado de costaleros debería de ser muy fluida, ya que de esa manera, se evitarían los desafortunados inconvenientes que se han producido este año, donde avisados desde antes de la salida del año pasado, un número de costaleros de la Hermandad, tenían conocimiento por expresa decisión de uno de los capataces, que iba a ser su último año como pertenecientes a la cuadrilla y este año han sido asumidos por el paso donde no participaban en años anteriores.
Hemos de tener muchísimo cuidado con este tipo de actuaciones, ya que en principio, se pone en entredicho la decisión de un capataz al desprenderse de algún costalero, si el capataz del otro paso le permite actuar con él, saltándose la lista de espera y jugando con los sentimientos de los hermanos que año tras año ansían tener la suerte de ser los pies de nuestros Sagrados Titulares.
Como siempre hemos mantenido, desde los criterios de esta redacción, el diálogo y la regulación mediante normas aprobadas en Cabildo General, de las posibles actuaciones en la Hermandad, liberan a nuestra Junta de Gobierno de toma de decisiones que, por lo sensibles de las mismas, causan dolor y malos entendidos, actuando con criterios personalistas que no hacen bien a nadie.
Parece que estamos entrando en un periodo en el que la transparencia en la toma de decisiones es pilar fundamental para el funcionamiento de la Hermandad, y eso es bueno, no titubeemos en seguir regulando áreas de la Corporación que son altamente sensibles en el corazón de los hermanos.
Estas situaciones, por genéricas, también se singularizan en la Hermandad de Los Gitanos, y la permisividad de nuestras Reglas y la ausencia de Normas de Régimen Interno que las regulen van dejando al libre albedrío de las conciencias de los responsables en un momento puntual, provocando conflictos entre los hermanos, que a todas luces, se podrían evitar.
Se van dando pasos poco a poco. Ya disponemos de Normas aprobadas por el Cabildo General tanto para la Sección Musical como para los impagados existentes y que se vayan produciendo. Ahora, en los casos anteriormente mencionados, solo queda que los responsables cumplan con la obligación de hacerlos cumplir y, por parte de la nómina de la Corporación, ser exigentes con que se cumplan.
Pero existen más áreas de la hermandad que tendrían que encontrarse reguladas por dichas Normas y refrendadas por el Cabildo General, sobre todo, aquellas que por su especial sensibilidad en la toma de decisiones con las que se actúen, pudieran crear suspicacias o discrepancias.
Ejemplo claro sería la inclusión y exclusión de los hermanos en la cuadrillas de costaleros de la Hermandad. Por supuesto, en las cuestiones técnicas de los hombres que procesionan bajo nuestros paso no debemos entrar, esas decisiones deben de estar blindadas a los estrictos criterios de los capataces responsables y cuya responsabilidad les ha sido conferida por la propia Junta de Gobierno, pero existen una serie de matices que los dirigentes de nuestra Corporación, al igual que se está implantando en otras, deberían marcar el tamiz con el que esos hermanos elegidos, los costaleros, puedan participar en estos puestos.
Ejemplo importante debería de ser la obligación de pertenecer a la Hermandad, al menos con una antigüedad de cinco años ininterrumpidos, con lo que se evitaría la inclusión en las cuadrilla con carácter de modas de faja y costal. Por supuesto, encontrase al día en el pago de las cuotas para poder solicitar de la obligatoria papeleta de sitio.
El marcar una linea de edad hasta la que pueda prestar sus servicios bajo las trabajaderas, no pudiendo sobrepasar la linea de los 50 años, salvo que por observancia de los propios capataces dictaminando como oportuno que por merma física no desempeñasen el trabajo como sería oportuno pudiendo ser excluídos antes de la misma.
La tan famosa lista de espera, a la que nadie tiene acceso, con un ocultismo recalcitrante, debería estar publicada en la zona protegida para los hermanos de nuestra web oficial, siendo esta, la única manera de que todo el mundo sepa la edad, el número de antiguedad y la fecha en que fué incluído en esta nómina tiempo de espera.
Y por supuesto, sería fundamental que, cuando uno de los capataces tome la decisión de dar baja a un hermano costalero, sea por edad, por no poder responder al esfuerzo requerido o por cualquier otro tipo de circunstancia, la comunicación entre los dos capataces de ambos pasos, intermediados por el delegado de costaleros debería de ser muy fluida, ya que de esa manera, se evitarían los desafortunados inconvenientes que se han producido este año, donde avisados desde antes de la salida del año pasado, un número de costaleros de la Hermandad, tenían conocimiento por expresa decisión de uno de los capataces, que iba a ser su último año como pertenecientes a la cuadrilla y este año han sido asumidos por el paso donde no participaban en años anteriores.
Hemos de tener muchísimo cuidado con este tipo de actuaciones, ya que en principio, se pone en entredicho la decisión de un capataz al desprenderse de algún costalero, si el capataz del otro paso le permite actuar con él, saltándose la lista de espera y jugando con los sentimientos de los hermanos que año tras año ansían tener la suerte de ser los pies de nuestros Sagrados Titulares.
Como siempre hemos mantenido, desde los criterios de esta redacción, el diálogo y la regulación mediante normas aprobadas en Cabildo General, de las posibles actuaciones en la Hermandad, liberan a nuestra Junta de Gobierno de toma de decisiones que, por lo sensibles de las mismas, causan dolor y malos entendidos, actuando con criterios personalistas que no hacen bien a nadie.
Parece que estamos entrando en un periodo en el que la transparencia en la toma de decisiones es pilar fundamental para el funcionamiento de la Hermandad, y eso es bueno, no titubeemos en seguir regulando áreas de la Corporación que son altamente sensibles en el corazón de los hermanos.
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