domingo, 3 de febrero de 2019

AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR

HA PASADO UN AÑO
Un año desde que las elecciones de nuestra Hermandad de Los Gitanos dieron su confianza a los rectores actuales de nuestra Corporación. Un año convulso, pero si hemos de ser objetivos, con más luces que sombras.
En el transcurso de esta etapa de tiempo, hemos vivido una serie de acontecimientos de diferentes índoles que han ido marcando la hoja de ruta de una Junta de Gobierno, sobre la que se cernía la sombra de unos comicios en los que la Hermandad dejaba, bien a las claras, la división existente entre el total de sus hermanos.
Era importante dejar trabajar a los Oficiales electos, y de esa manera, dilucidar si en el ánimo de nuestros representantes, se conseguiría proyectar el firme propósito de las dos bases insoslayables que precisaba la Hermandad, para que en su día a día, se pudiese advertir la tranquilidad necesaria para simbolizar un progreso continuado en el tiempo, siendo estas, la transparencia económica y la buena voluntad por parte de todos, aceptando un aperturismo sin condiciones con la totalidad de los hermanos que proponen puntos de vista diferentes a los marcados por nuestros representantes legales.

Esta semana ha sido bastante crucial, ya que como marcan nuestras Sagradas Reglas, se tenían que celebrar el Cabildo General de Cuentas y Presupuestos y el Triduo a la Santísima Virgen de las Angustias.
Empezando por la parte espiritual, poco tenemos que decir, tan solo unirnos a las felicitaciones de una Sevilla cofrade que no ha dejado de alabar el montaje de una gloria efímera en la que se transforma el altar mayor de nuestro Santuario cada vez que el equipo de priostía se pone manos a la obra.
Excelso en su diseño y milimétrico en sus simetrías, han conseguido plasmar la dualidad de una finísima sencillez con el contrapunto de la grandiosidad de altares que quedan en la memoria tan solo de los más veteranos de la Hermandad, consiguiendo que un espacio tan complicado por sus trazos modernos como es el altar mayor de nuestro templo, tener la habilidad de disfrazarlo de unos tintes góticos otorgando una atemporal sintonía entre los tiempos actuales y los tiempos pasados.
Quizás, el área de priostía sea el apartado con mayor valor seguro del que dispongamos actualmente en la Hermandad y, salvo pequeñísimos matices en cuestión de gustos personales, (ya sabemos que ese libro está en blanco) creemos desde esta redacción que, el beneplácito y las congratulaciones para todos sus componentes son unánimes por parte de la globalidad de los hermanos, aspecto por el que nos sentimos felices y sumamente orgullosos.
El único matiz que no hemos podido llegar a comprender ha sido la presencia del Pastor de la Archidiócesis en el tercer día del Triduo y no en la Función Solemne del domingo, día del Besamanos. El agravio comparativo nos parece de un mal gusto que llega a rozar la falta de sensibilidad, dado lo cual llegamos a preguntarnos si en Hermandades a las que a todos se nos pasan por la imaginación, esta propuesta hubiese sido viable por parte de nuestro Arzobispo o admitida por las referidas Corporaciones.
Nuestra Hermandad ya está acostumbrada a este tipo de desaires y no por semejantes vanalidades van a conseguir enturbiar un día tan importante para los hermanos de Los Gitanos.
Respecto al Cabildo General de Cuentas y Presupuestos hemos de recapacitar sobre la indolencia de los hermanos en su asistencia a un acontecimiento tan crucial, como debería de ser para todos, el argumentario del que depende el sostenimiento económico de la Corporación.
Una asistencia de aproximadamente de 80 personas, reduciéndose a 66 en la última de las votaciones, debería de hacer reflexionar a nuestros rectores actuales de la idoneidad horaria, el inconveniente de un día laborable y lo tardío de su finalización en una noche de crudo invierno. Todo ello nos induce a pensar que no sería descabellado plantearse otras posibilidades que facilitasen a nuestro cuerpo social a una asistencia más acorde con la importancia de los temas que se tratan en los mismos.
Con respecto a este último, se ha notado la mano y la profesionalidad del nuevo Mayordomo en los asuntos económicos, tanto en su estructuración como en sus argumentarios, dando un paso importante con la confección de el Reglamento Interno para Importes Impagados, que aunque no sea la panacea de la solución a este problema, al menos marcará un filtro en el que los montantes de cuotas no satisfechas sean minimizadas en lo posible, consiguiendo con ello, más precisión en los presupuestos, la estabilidad de los mismos y la fiabilidad de la relación efectiva de hermanos, consiguiendo que a la hora de consultar estados de opinión, estas sean tan solo de los que soportan con sus esfuerzos y sacrificios el mantenimiento económico de la Corporación.
Respecto a las cantidades que quedaron a la espera de justificación, y que tanta controversia han suscitado en los últimos tiempos, tenemos la sensación que, salvo que se actúe en este apartado con la utilización de medios no agradables para la propia Hermandad y, tras el acta de los auditores contratados por la Junta de Oficiales para depurar responsabilidades, el asunto quedará reposando en el cajón de una desafortunada memoria por los siglos de los siglos.
La falta de interés por los temas económicos han quedado demostrados que no les interesa salvo a unos pocos y, ese interés sólo se acrecentará ante la amenaza de una subida de cuotas de gran calibre, que evidentemente en estos momentos, no sería nada factible.
Al menos, el halo de la actual transparencia que se refleja desde la mayordomía parece que ha despertado, dando con ello, un salto de calidad. 
Poquito a poco..... 


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