
En el seno de nuestra Corporación también hemos padecido bajas de hermanos muy queridos, dejándonos la sensación que nos han dejado solos hasta que algún día, si Dios así lo tiene designado, podamos reencontrarnos con ellos.
Pero realmente nunca se han ido. Se siguen encontrando entre nosotros, ya que nadie que haya sido querido y siga siendo recordado se marcha para siempre. Los hermanos de los Gitanos siempre estarán entre nosotros, siempre cercanos, siempre a nuestro lado. Sus almas blancas recorrerán libres las naves de nuestro Santuario y los espacios de nuestra Casa de Hermandad porque estos fueron los espacios de sus vidas.
Hoy hemos tenido noticias de uno de los que ya disfrutan de la vida eterna a través de su sobrina. Ella, su sobrina Mary Maldonado, con su cariño y los gratos e indisolubles recuerdos que en vida pudo compartir con nuestro "Tati", lo sigue manteniendo vivo para ella y para su familia de la Hermandad.