lunes, 27 de mayo de 2019

EL RECUERDO DE TUS RECUERDOS

JOSÉ MARÍA DE LA CONCHA GARCÍA
Solo ha transcurrido un mes desde que volvimos a guardar túnicas, antifaces, fajas y costales en las entrañas de un armario. Solo quince días que flores y mantoncillos han vuelto a dormitar dentro de esa caja que solo anhela que de nuevo llegue la tan ansiada primavera. Unas simples horas desde que el pasito de nuestra, cada vez más importante, Cruz de Mayo posó sus cuatro zancos en el suelo y esos jóvenes costaleros se acostaron cansados y pudieron volver a disfrutar de su hazaña mañanera soñando con el momento de intercambiar el sol de una radiante mañana de mayo como la de ayer, por un luctuoso cielo presidido por esa gran luna llena que ilumine nuestra "madrugá" eterna. 

Momentos de familia, momentos de alegría, espacios de gozo, Hermandad de Los Gitanos en estado puro, en los que dejamos a un lado desavenencias para poder disfrutar todos a una.

Pero los momentos buenos no se hacen grandes en el tiempo, duran poco para poder ser disfrutados en el recuerdo y, de esa manera, valorarlos en lo que realmente valen, ya que las circunstancias, adversas en la mayor de las ocasiones, vuelven, una y otra vez, a ponernos los pies en el suelo y a despertarnos a empujones.

Y el empujón de hoy ha sido de los que hacen daño.

En la tarde de hoy, se nos ha marchado a la cofradía de la Gloria nuestro hermano D. José María de la Concha García.

Hijo de un número uno que ostentaba el número uno de nuestra Corporación, padre orgulloso de uno de los pies del Señor en la madrugá, abuelo fraternal de unos pequeños que seguirán haciendo que el apellido De la Concha viva perenne entre los altos muros de ese Santuario por el que tanto luchó desde su responsabilidad de Mayordomo y de hermano de a pie. Él, en un golpe de generosidad que el Señor y su Santísima Madre seguro que le premiará como se merece, utilizó todo su saber, todo su amor y toda su capacidad mental para que la Hermandad de Los Gitanos pudiese llegar a disfrutar de un hogar definitivo. Tanto utilizó el cajón de la razón que en sus últimos años no pudo llegar a disfrutar de lo conseguido porque no guardó para él ni el menor de los recuerdos.

Seguro que al llegar a las puertas del cielo será reconocido por mucho de sus moradores, no necesitará papeleta de sitio para acceder a su interior y estará nombrado en la manigueta de la cofradía celestial que el Dios Padre ha creado en las alturas. En esa Puerta Osario que seguro que existe en los cielos, le volverán a la mente todos sus recuerdos, reconocerá a todos los hermanos que antes que él mismo partieron, lanzará una mirada de reojo para ver a los que aquí hemos quedado a la espera del último viaje y se sentirá orgulloso de ser hijo, padre y abuelo de la historia de nuestra Hermandad de Los Gitanos.

Disfruta del regalo de poder disfrutar del verdadero rostro de nuestros Sagrados Titulares y disfruta de tu eterna "madrugá" en compañía de todos los que te estaban esperando para mostrarte el reconocimiento hacia un hombre que llevó durante toda su vida a gala el título de HERMANO DE LOS GITANOS.

Descansa en paz hermano.

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