LA COFRADÍA DE LOS CIELOS ENTRARÁ A SU HORA

Nuevamente tenemos que volver a enfrentarnos con la única verdad de nuestras vidas. 

De nuevo despertamos con la ausencia de un hermano de Los Gitanos que se nos esconde entre las entretelas del recuerdo.

Una vez más, alguien a quien queremos, y digo queremos, en presente, porque su recuerdo permanecerá  infinitamente entre todos nosotros, nos privará de disfrutar de su presencia terrenal por haber recibido la llamada de la verdadera fe de su corazón.

El Señor de la Salud y su bendita Madre de las Angustias están preparando la Cuaresma. Están llamando a filas a los hermanos sobradamente preparados para hacerse cargo de la Cofradía de la Gloria para que su procesionar sea el adecuado.

Se dieron cuenta que el incremento de hermanos, exactamente igual que en la cofradía terrenal, se está haciendo cada año más palpable en sus filas y han tomado la decisión de contar con un Diputado Mayor de Gobierno que les organice el cotarro.

Para ello, han pensado de Miguel Morilla Pardo, un castellano nuevo disfrazado con aspecto "aceitunao" que pueda aunar criterios, hermanar ideas y destilar el buen sabor de su talante entre los que se encuentran apuntados a la nómina de la cofradía de la Gloria.

Aquí, en nuestro mundo, ya dejó su fehaciente legado. Un amplio sembrado de instantes de cordialidad, de momentos de empatía y de saber estar, con el que fue acumulando un montante de verdaderos amigos entre los que siempre sobrevivirá su recuerdo.

Una esposa y unos hijos de los que siempre se sintió orgulloso y de los que su prole les fueron recíprocos, además de unos nietos que llegaron a ser el punto de azúcar que consiguió endulzar profundamente los momentos finales de su vida.

Miguel, espero que cuando te hagas cargo de esa Cofradía, de la que los hermanos de los Gitanos estamos convencidos que existe, disfrutes y hagas disfrutar a todos los que te habrán saludado esperando tu llegada en el dintel de las puertas de la Gloria.

Aquí estamos seguros que le pedirás por todos nosotros al que reparte la Salud del mundo para que nunca nos falte, y a la que mitiga nuestras Angustias, que sea misericorde con los que, desde nuestras casas, seguiremos recordándote y teniéndote presente.

Descasa en paz hermano.