Tiempos de descanso, ratos de asueto, momentos de relax.
Después de un periodo que jamás podremos olvidar y que ha conseguido marcar una honda herida en nuestros corazones alterando nuestro modo de entender la vida y cargándonos con una pesada mochila de preocupaciones tanto en el plano sanitario, como en el económico o el psicológico de los que nos va a costar mucho tiempo poder resarcirnos, al menos hasta que lleguemos a aproximarnos a esa tan anhelada "nueva normalidad".
Nuestras Hermandades también se han visto en la necesidad de ir realizando sus funciones en una marcha corta, algo así como un cadencioso letargo forzado, quedando de estas circunstancias excluidas las áreas de caridad, las cuales por desgracia, no han podido disfrutar de un solo minuto de descanso. Un trabajo desinteresado del que la totalidad de nuestras Corporaciones y todos los que a ellas pertenecemos debiéramos sentirnos enormemente orgullosos, ya que con esa singular Estación de Penitencia no deseada, se han podido acometer parciales soluciones en unos momentos de total precariedad para tantos y tantos desfavorecidos.